Friday, December 26, 2008

 

Amanda, mi personaje inolvidable


Ranchito Chileno -El Arrayán, Santiago, Chile - Óleo 42x36 - Lima, Diciembre 1989

Mientras digitaba la colaboración de Pilar, recordé un personaje que conocí y para mi fue inolvidable por el optimismo con que veía la vida, sin ambicionar los bienes de los demás, agradecida tomaba lo que la tierra le daba, digna en su pobreza, tenía dos hijos: la Julia Rosa y el Gualo, su conviviente, lo nombraba "el hombre mío", una "mejora", la llamaba "mi ruco". ¡Era feliz!
Amanda era una mujer de aproximadamente 45 años, alta, delgada, con un moño de pelo canoso, buena moza, ojos verdosos con la piel curtida por el sol, no le hacía asco al trabajo, en el verano al término de las cosechas se iba a Teno a recoger los "rastrojos".

La conocí en San Fernando, era nuestra lavandera, nos la recomendó la tía Meme; en aquellos tiempos, años '50, no teníamos lavadora y el sistema del lavado se hacía de dos maneras, la lavandera iba a la casa o se llevaba la ropa el miércoles y la traía el domingo lavada y planchada.
En Pichilemu teníamos el lavado en casa, Verónica, iba dos veces por semana un día para mi abuela y otro para nosotros.

En ambos casos había que entregarle el "material", Perlina y Radiolina, productos en polvo, para ablandar el agua y desmugrar la ropa, jabón gringo sólido en pan para lavar y para producir la lavaza en un tarro donde se hervía la ropa, azul para el último enjuague de la ropa blanca y almidón para los manteles.



El lavado se hacía en una artesa de madera con una escobilla de ramas. Se dejaba con un poco de agua para no se resecara y recuerdo que en el invierno se transformaba en una capa de hielo.

Mi mamá le entregaba a Amanda las piezas más grandes, sábanas, fundas, manteles, etc., y el material para que las lavara en su casa, en un papel se anotaba cada prenda que se revisaba cuando traía el lavado y se cancelaba su trabajo.

Pasó el tiempo y para poder continuar con nuestros estudios superiores nos trasladamos a Santiago, aquí perdimos el contacto con Amanda. No sé como se las ingenió, parece que la Marina de Pichilemu que estuvo con nosotros en San Fernando, se había hecho muy amiga de ella y la visitaba, le dio nuestra dirección.

Un buen día llegó la Amanda cargada con regalos, pan amasado, uva rosada moscatel, tomates, papas, huevos y muchas cosas. Se había venido a Santiago y estaba viviendo en una casa en Las Condes, trabajaba en el Estadio Palestino, era "puertera de damas", cuidaba el baño de damas.

Su lenguaje campesino era muy rico y por mucho tiempo recordábamos sus términos; para llegar a su casa tomaba una liebre Las Condes cuyo paradero estaba en Mapocho y tardaba en salir, esta vez ya iba partiendo, corrió para alcanzarla.
-Nos dijo: "Alcancé a agarrar la condina, por suerte que la pelotié".

Su hijo Eduardo, el Gualo, era un muchacho moreno, alto, de ojos verdes, estaba haciendo el servicio militar y lo trajo un día con uniforme para que lo viéramos, se veía muy buen mozo, en ese tiempo estaba pololeando con una niña que era profesora o estudiaba pedagogía. Nos había contado que su hijo andaba con una "palo", claro si nos hubiera dicho que era una "palo gruesa" habríamos entendido, ese término era para definir a una persona con recursos económicos. También venía su hija Julia Rosa con su guagua, se había casado y su marido trabajaba en el convento de los benedictinos, en Las Condes, conocía a mi tío Eduardo.

La Amanda opinaba que la gente en Santiago era floja no aprovechaba lo que la tierra le daba, le decía a mi mamá:
-"La plata está botada en el campo, señora". Hay yuyo, pencas, podrían recoger para hacer ensalada, pero no, prefieren que les den.

Nos hablaba la Amanda de un lugar al que iba los domingo, se trataba de El Arrayán, que era balneario popular, nos dio las indicaciones de la liebre que teníamos que tomar para llegar allá y fuimos, era muy bonito, bien concurrido, fue nuestro primer y último paseo a ese lugar.

Nos visitó muchas veces, mi hermano se interesó en que le mostrara algunas canciones populares recogidas por ella en San Fernando, tocaba "a lo humano y a lo divino" con la guitarra traspuesta, estuvo muy entretenido escuchándola, no sé si la grabó.


También nos invitó para mostrarnos su casa de la que estaba muy orgullosa por ser de material sólido y la habían construído ellos, no recuerdo que haya contado cómo llegaron ahí, seguramente era un campamento para personas erradicadas de alguna "población callampa".

De un momento para otro desapareció, no la volvimos a ver, su amiga la Marina también la perdió, la anduvo buscando, nunca más supo de ella. Ni siquiera supimos su apellido y el de sus hijos, quedó en nuestro recuerdo su imagen de mujer luchadora, agradecida de la vida, orgullosa de sus hijos, cariñosa, respetuosa y con la sabiduría de las personas sencillas y buenas.


Mi papá la nombraba como Amanda de Samarkanda, no sé cómo se escribe, pensé que era un nombre ficticio inventado por él, con el tiempo me enteré que era una actriz de los años 20 o 30, lo ví en un Ecrán antiguo.

Como un homenaje para ella, una pintura, un poema y la receta de la ensalada de yuyos



Rugendas, Johann Moritz, 1802 - 1858
Título
El huaso y la lavandera
Técnica
óleo sobre tela
Dimensiones
30 x 23 cms


Lavandera

Tiene manos descoloridas
Blancas
De piel agonizante
Desmugradas las uñas
Por el jabón y el agua
Su escobilla
Rasca sábanas oscuras
Hasta tornarlas
Albas
Estruja
Tensando sus brazos delgados
Las cuelga
Forjando horizontes
De mojadas asfixias
Leves velas de un barco
Que no alza sus anclas
Pues posee un mar en la artesa
(tiene manos de piel descolorida
y como si fuera Dios
levanta olas de cresta blanquecina)


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VER FOTOS

Encontré este álbum Plantas Silvestres Comestibles de Lucía Abello A. con diversas hierbas silvestres que pueden ser usadas en ensaladas.


De la familia de las Crucíferas, el yuyo (brassica campestris), tiene una hermosa flor y un aroma característico que atrae abejas. Para preparar las ensaladas, se deben cortar los tallos antes que florezccan.

Una vez cortado los tallos de las matas de yuyo, debemos pelarlos e ir picándolos como se hace con el apio. Se van colocando en una fuente con agua hasta que se pongan crespos. Una vez conseguido ello, se estilan y se pueden preparar con aceite, sal y limón. Quedan una rica ensalada.

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Comments:
Querida Melisa...

ya te lo he dicho otras veces, es una gran y bella empresa la que haces en tus blog.

Me han pedido ayuda para participar -voluntariamente por supuesto- en la pagina de la Sexta Region www.vi.cl en la cual soy administrador del tema "Ayuda Tareas"; como considero que tu blog contiene informacion muy importante para todos, quisiera dejarte la proposicion, si la idea se concreta, que pases a cooperar con nosotros en algun tema llamado Historia de Nuestra Region o algo asi... por favor contestame a mi correo si no tienes inconveniente, esto aun esta en planes, pero seria bueno saber tu opinion o disposicion.

Un gran abrazo

Rego
 
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