Wednesday, February 18, 2009

 

Entierro de angelitos

En Peralillo, donde vivimos durante nuestra niñez, tuvimos la oportunidad de asistir a un "velorio de angelitos". Se trataba de una niña, hija de don Angel Muñoz, el practicante, que vivía al lado de nuestra escuela, la tenían sentada en una sillita, le rezaban y cantaban, muy similar a lo que muestran en algunas fotos o grabados, fue impresionante porque primera vez nos enfrentábamos con la muerte.

Luego nos tocó acompañar al cementerio al Cachito, pequeño hermano de las Vial, hijo de don Juan de Dios Vial Rivadeneira, director de la escuela de hombres y de la señora Filomena Pavez, directora de la escuela de niñas, acudió todo el pueblo, inclusive las niñas y niños de las escuelas. El Cachito era muy amigo de mi hermano Lucho, cuenta el Juano que el día anterior al deceso estuvieron jugando felices, corrían, se abrazaban, compartían los juguetes, según su impresión, se estaban despidiendo.


Para documentar un post en mi otro blog respecto a una exposición en Rancagua sobre costumbres campesinas en nuestra región, en esta ocasión para mostrar un trabajo de investigación efectuada por el músico rancagüino Marcelo Vidal con el tema "velorio de angelitos", busqué en Internet una película que recordaba haber visto en televisión.


Tenía en mi memoria un canto popular, cuyos versos se repetían una y otra vez: Se murió un angelito,/ se murió un angelito,/ lo llevaron al cielo/ amarradito, amarradito,/amarradito de un coquito/, una de las tantas canciones que entonábamos alrededor de una fogata en las noches de verano en Baños Morales, pensé que era ésta la que salía en la película.



LARGO VIAJE DE PATRICIO KAULEN (4/8)



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Versión Digital
27 de marzo de 2010

1966



Una llorona de "Largo Viaje"
Clara Macías Blacksheme, la cuarta de izquierda a derecha, llegó desde España, y gracias a sus habilidades como costurera abrió un local en Porvenir con Arturo Prat.
Un cliente frecuente fue la familia Francavila Aguilar, en especial su pequeña hija Norma, a la que confeccionó durante años soñados vestidos.
Lamentablemente, Clara fue atropellada y al no poder recurrir a su familia vivió tres años en la casa de los Francavila, y luego le consiguieron un cupo en el Hogar Español, donde fue frecuentemente visitada y asistida. Cuando Patricio Kaulen, director de "Largo Viaje", necesitó "lloronas" para el velorio de su película, recurrió al Hogar para contratar a mujeres que conocían esta tradición hispana.
Esta fotografía la envió la hija de Norma, Tamara Díaz Francavila.

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Con este tema encontré esta hermosa película "Largo Viaje" de Patricio Kaulen grabada en 1967, me conmovió la escena donde el padre luego de pasar toda la noche celebrando la partida de este angelito, al día siguiente en la más completa soledad lleva a su hijo al cementerio en una cajón de manzanas que cerró clavando las tablas de la cubierta donde dibujó una cruz, llegó al camposanto en una carretela...

... Ver esto me hizo retroceder en el tiempo y mis recuerdos me llevaron al momento en que mi papá llevó al cementerio a mi hermanito
Jorge Eugenio que había nacido en el Hospital de San Fernando un día 7 de septiembre a fines de los años 40 y fallecido dos días después, iba en un coche tirado por caballos, acompañado por mi hermana Sara, quien lo recuerda joven y muy triste, sentado al centro del carruaje transportaba la pequeña urna blanca en su regazo y a su lado había otra persona. Una vez llegado al cementerio lo entregó en una oficina donde fue depositado sobre una mesa, abrieron la tapa para mirarlo por última vez, le rezaron un par de oraciones, luego lo sellaron -le impresionó a mi hermana que el niño fuera igual a nuestro hermano, Lucho-, terminado los trámites de rigor quedó ahí para su sepultación. Creo que fuimos sólo una vez a visitar su tumba, no tenía ninguna placa que lo identificara y por algún motivo ignorado no se habló más del niño.
Mi madre había tenido un embarazo difícil, era hipertensa y a sus 42 años consideraba que no estaba en edad para tener otra guagua, en esos tiempos no estaban los adelantos que hoy día permiten tener un hijo siendo aun mayor.
En su período de descanso maternal la vimos tejer chalecos, chales, bordar camisitas, baberos, coser prendas tales como pañales, mantillas, y otras que ya no se usan, para el pequeño ser que llevaba en su vientre.
Y llegó el momento en que empezaron los dolores del parto, la Marina (nuestra querida y recordada nana, era de Pichilemu) estaba sola con ella y cruzó al frente para llamar al papá desde el único teléfono que había cerca, en casa de Julio Ortiz.
Cuando llegamos del colegio, la mamá ya estaba en el hospital. Al día siguiente supimos la gran noticia: había nacido un niño, fue un regalo de cumpleaños para mí y mi hermana melliza, grande fue nuestra alegría, nos imaginamos que iba a ser un gran personaje, quizás, hasta llegara a ser Presidente de Chile.
Pero las cosas no habían estado nada de bien, el parto había sido muy complicado y el niño nació con un problema al corazón, fue bautizado "in extremis" por un hermano marista, creo el hermano Aquilino, no pudiendo superar su problema, falleció.
Mi papá jamás olvidó a este hijo, lo recordó siempre con mucho dolor, esto le contaba a la Rosa que lo cuidó hasta su fin.

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