Tuesday, December 05, 2006

 

Mi regreso a Peralillo en 1992 y 2001

Mapa Satelital de Peralillo, 2007


Casa frente a Escuela de Hombres, 2001 (Acá vivían las Rojas, ellas hacian chombas de lana).


Construcción nueva, Biblioteca Pública N° 242, Manuel Rodríguez S/N


Escuela de Hombres Nº 59 en Caupolicán, 1992



Saliendo del Parque Municipal, 2001



Casona del Parque en 2001


Casona en el Parque Municipal, 1992


Parque Municipal, 2001


Frente a la Plaza


Costado Iglesia San Francisco Javier, 1992
Esta Iglesia fue construida por don Leopoldo Torres, padre
Desde el coro se observa el cielo de la nave principal, 1992

Mi reencuentro con mi Iglesia en 1992.


Iglesia vista desde la Plaza, 1992


Pila en Plaza de Peralillo, 2001




Mi reencuentro con la Plaza de Peralillo, 1992.



Centro de llamados CTC, Bdo. O'Higgins con Manuel Rodríguez

Al llegar a la plaza por Manuel Rodríguez, 2001


Casa de Cecilia en Manuel Rodríguez (según mis recuerdos sería ésta) frente a la Municipalidad y en la esquina de la plaza, 1992


Esquina donde estaba la Farmacia González en 1992.


Hotel Cabello en Avda Errázuriz, 1992


En la calle principal, 1992


Estación de Ferrocarriles, 2001

Estación Peralillo, 1992


Paradero de Taxis Peralillo Santa Cruz en la Avda. Errázuriz, 2001



Centro comercial, 2001


Avda. Errázuriz, 2001


Cecilia Castro, Thelma Gálvez, Quena Castro, Grecia Gálvez, Pilar Pérez, Tristán Gálvez, 1998

Ubaldina Pérez, Cecilia Castro, Thelma Gálvez, Quena Castro, Grecia Gálvez, 1998.


Quena Castro, Alicia Pérez, Hernán Castro, Ubaldina y Eustaquio Pérez.

Casa Familia Pérez en 18 de Septiembre.


Calle 18 de Septiembre esq. Avda.Errázuriz, más al norte la casa de los Pérez.

Antigua Escuela de Niñas de Peralillo, 2001


Será esta la antigua escuela, en 1992.





En la galería en 2001

Mi casa, la galería desde el patio, 1992

Con la Sra. Elba en 1992

Frente a mi casa en 2001


Fachada de mi casa en 2001

Fachada de mi casa en 1992




En la esquina de Avda. Errázuriz con Chacabuco, casa de los Vial, 1992

Casa de los Vial en la esquina, de los Vidal, al centro y al lado, la de mi abuela

Monolito en la esquina de Avda. Errázuriz, en el interior, el Liceo Municipal, 1992

Casa en calle Chacabuco al llegar al cruce del tren.





Casa esquina entre Avda. Errázuriz y Chacabuco frente al recinto de la Estación de FF.CC.

HE VUELTO A MI PUEBLO.

Después de tanto tiempo sin visitar mi querido y añorado pueblo natal, por fin el 17 de diciembre de 1992, he vuelto a recorrer sus calles, mi casa, mi escuela, la plaza, la iglesia, la estación de ferrocarriles, el parque. Si bien es cierto, hasta fines de los años 60´s, pasábamos en tren por mi pueblo cuando íbamos a Pichilemu, siempre atentos para no perder ningún detalle de nuestra casa, la primera que se veía antes del cruce y llegar rápidamente a la estación, jamás miramos al lado contrario donde estaba la ermita. En este reencuentro en una foto quedó registrado que Peralillo cumplía en ese entonces, el 90 aniversario de su existencia.

Muchos años habían transcurrido, afortunadamente muchos cambios no se veían en cuanto a la arquitectura de las casas en las calles principales. Mi casa, en la Avda. Errázuriz, por fuera igual, por dentro habían restaurado la galería y construido otras dependencias, agregando baños y cocina que la hacían más cómoda. Como hacía tiempo que habían instalado el agua potable, la noria que tuvimos en nuestro tiempo con una bomba para subir el agua, por supuesto, estaba clausurada. Fue muy emocionante entrar a la casa tratando de encontrar algo de ese pasado tan lejano: risas, carreras, sonidos, olores... Nada... ¡Todo había cambiado!... Donde estuvo el comedor, había un almacén, la galería, bastante amplia tenía piso de tablas ahora piso de baldosas o cerámico y un comedor, nuestro dormitorio era un living-comedor, la pieza de mis viejos era el dormitorio de los dueños de casa y había otro dormitorio con puerta para el patio y para la galería, acá estuve enferma, tenía mucha fiebre, mucho dolor de garganta, aislada, porque me dio difteria y podía contagiar a los demás, ahora recuerdo, mis continuos dolores de garganta hicieron que mi abuela Elisa, me llevara en alguna oportunidad especial a la iglesia de Pichilemu para que me pusieran las velas, algún rito religioso de esos tiempos, esto me hizo recordar que no solo se velan a los difuntos, Don Quijote veló sus armas toda una noche y en los libros parroquiales al efectuar un matrimonio tambien velaban a los contrayentes - esto lo supe cuando revisé los libros parroquiales para completar mi genealogía -. El patio se veía más pequeño por las ampliaciones que habían hecho, faltaban muchos de los árboles que recordábamos, un boj, un níspero, un peumo, ya no estaban los arbustos y algunos caminos secretos, entre las plantas. El peral que ya en ese tiempo era viejo, sus frutos pequeños y apolillados, sí estaba, el parrón se veía nuevo, no sé si las mismas parras. Desde luego ya no corrían las acequias por las calles y frente a mi casa ya no existía el sauce cuyas ramas soportaban nuestro peso para saltar la acequia y llegar al otro lado. Desaparecieron algunas casonas de adobes, reemplazándolas por casas con ante jardín, quizás en algunas de ellas vivió la Berenice que era nuestra modista, alguna vez mi mamá nos mandó a hacer unas jardineras en cuadrillé, no recuerdo si rojo o rosado, ¡Pobre mamá! ni ella ni nadie logró convencernos que nos pusiéramos estas tenidas, que para nosotras, como eran pantalones, no eran para niñas. Ya no estaban nuestros parientes en las casas vecinas, la viña y huerto de los Vial habían desaparecido, en su lugar construyeron casas. Al frente vivía un señor al que apodaban "Gallo Negro" que asustaba a mi hermana Nana, por su porte y voz tan ronca, en nuestra visita en el 2001, conocimos a una nieta suya, hija del "Gallo Blanco" que se había comprado la propiedad que había sido de mi abuela Epigmenia y la estaban arreglando, en realidad la habían conservado tal como era, excepto las dependencias interiores y la cochera la transformaron en un taller.

Otro cambio importante, la utilización del espacio que pertenecía al recinto ferroviario, ya que en el interior, al lado del primer cruce, con Avda. Errázuriz, se construyó el Liceo Municipal, Víctor Jara, que vino a solucionar el problema que tuvimos las generaciones anteriores de continuar nuestros estudios en otros colegios de la región y en muchos casos, como el mío, que emigramos a otras ciudades y nunca más regresamos. Por la Avda. Errázuriz con 18 de Septiembre a la cuadra siguiente de nuestra casa, encontramos nuestra escuela, ahora me enteré que pertenece a la sucesión de don Angel Muñoz, nuestro recordado practicante, más al norte, la casa de la familia Pérez y al frente, los Fariña. Siguiendo por la calle principal y perpendicular a ella, está el centro comercial, esto es nuevo, modernos supermercados, la calle muy bonita con árboles ornamentales y césped, continuando por Avda. Errázuriz siguen las casas antiguas, el Hotel Cabello y otros establecimientos y casas comerciales y llegamos a una esquina donde había un gran negocio que vendía de todo, creo que de algún Cumsille, tenían una vitrina que giraba, donde exhibían cientos de hilos de colores para bordar, me fascinaba mirar, ya no está... ¡Qué gran pérdida! Este negocio cambió de dueño.

Mi reencuentro con la tan recordada Plaza de Peralillo. ¡Increíble! Los mismos bancos de piedra que estaban en todas las fotos que conservo de mi madre, los mismos árboles, los enormes tilos frente a la iglesia, las palmeras, tantas veces fotografiadas, ahora muy altas, la pila igual, sólo faltaban los pececitos de colores que nos encantaba observar, No recuerdo muy bien como era el entorno de la plaza, quizás un poco la casa parroquial, otras propiedades, no recuerdo, por lo que no puedo saber que casas fueron reemplazadas por modernos edificios, como el Banco del Estado y otros que no he alcanzado a conocer. En una de las esquinas de la Plaza estaba el huerto de la casa de la Cecilia Castro, nuestra gran amiga, recuerdo que nos mandaban a comprar algunas verduras y algunas hojas de coles para las gallinas y aprovechábamos para sacar ciruelas verdes que comíamos con sal. Actualmente en este predio hay una construcción nueva.

La Parroquia San Francisco Javier de Peralillo donde fui bautizada, no por el cura párroco Enrique Mardones sino por mi tío Juan Bautista Lagos, hice mi Primera Comunión y también fui confirmada. Quizás vimos un aviso que invitaba a inscribirse para la Confirmación y como el plazo se estaba terminando, sin contarle a la mamá nos inscribimos, mi elección fue la Pepa Castro como mi madrina y la Sara eligió a la Quena Castro, por supuesto todos estos trámites acompañadas por la Cecilia. Después de tantos años, era una niña la última vez que entré, al volver a esta iglesia era poco lo que recordaba, quizás algunos detalles como el piso de baldosas, subimos al coro, desde arriba se veía muy bonita.

El hermoso Parque Municipal, ya no es un recinto privado, en mis tiempos la casona estaba habitada, quizás por algún administrador, por supuesto, ahora es un bello parque que le pertenece a toda la comunidad, el único lunar es la casona, merece ser restaurada. Tengo una anécdota, me contó mi pariente Alejandro Arratia, abogado de Santa Cruz, recientemente fallecido que cuando él estudiaba en el Seminario de Rancagua, en una ocasión vino de vacaciones con otros seminaristas a esta casona. Justamente coincidió con mi nacimiento, se enteró que mi mamá había tenido mellizas y con una memoria impresionante recordaba exactamente la fecha.

Cercano al parque, la Escuela de Hombres N. 59, declarada monumento histórico, se encuentra en un buen estado de conservación. Funcionó como Escuela hasta noviembre del año 2003, está ubicada en una de las principales calles de la cuadrícula que conforma el pueblo, cercano a antiguas viviendas y casas patronales -actualmente casona y parque municipal)-. Su planta es rectangular, consta de un 1er nivel con dos grandes salas y dos pequeñas inicialmente destinadas a administración y un 2º nivel con un solo recinto.

Las escuelas, una para niñas y otra para niños fueron creadas el año 1896. La Escuela de Hombres Nº 59 funcionaba en un edificio en la calle Caupolicán. En ella se impartían clases hasta 3ª preparatoria, siendo uno de sus primeros profesores don Ernesto Labraña. Por muchos años don Juan de Dios Vial Rivadeneira ejerció como profesor y director de esta escuela, hasta la fecha de su jubilación.

Debido a un terremoto la Escuela de Niñas Nº 60 debió abandonar el edificio que ocupaban en la Avda Errázuriz, trasladándose a la Escuela de Hombres, que pasó a tener jornada compartida: en la mañana los niños y en la tarde las niñas. Recién en el año 1974 ambas escuelas se fusionaron, dando lugar a la Escuela Mixta D – 305. Es una de las más importantes escuelas del sector. Muchas generaciones han pasado por sus aulas.

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