Thursday, May 19, 2011

 
VILLAS Y CIUDADES DE COLCHAGUA

SANTA CRUZ

Encomenderos.

Los principales encomenderos de Colchagua fueron Inés de Suárez y su marido Rodrigo de Quiroga, que tuvieron los pueblos de Apoquindo, Melipilla, Teno, Rauco, Colchagua, Alhué y Peumo. El matrimonio dio pruebas de gran bondad con los indios, preocupándose de que no les faltaran vestidos, ni alimentos, ni viviendas y que su trabajo fuera cómodo y liviano. Doña Inés fundó capillas en todas sus encomiendas. En el Tambo de Colchagua estuvo la primera parroquia de Colchagua, que después pasó al pueblo de Santa Cruz. En la de Alhué se conservó hasta fines del silo XVIII un cuadro votivo en que aparecía doña Inés de rodillas ante la Virgen. (1)
Inés de Suárez y su esposo Rodrigo de Quiroga viajaban hacia sus encomiendas en Colchagua, tomando el camino a Melipilla, alojaban en su hacienda en Codigua, situada algo al sur de Melipilla, en el costado sur del río Maipo. La segunda etapa era Alhué, donde también tenían que alojar, y desde ahí se dirigían, cruzando por Pichidegua, hacia Lihueimo, vecino a un pueblito de indios llamado Colchagua, muy próximo a la actual ciudad de Santa Cruz.

Nace el pueblo.

Los españoles no podían vivir en los pueblos de sus indios encomendados, por eso solicitaban mercedes de tierras cercanas a sus encomiendas para poder tener control sobre el trabajo de sus indios.
Los que fueron propietarios de Lihueimo y de Colchagua después de doña Inés y de don Rodrigo, comenzaron a levantar sus casas en una pequeña aldea que se fue formando alrededor de una iglesia que ya en 1710 figuraba en la nómina del Ilustrísimo señor Romero, y que era conocida como Santa Cruz de Unco, y que más tarde se llamaría Santa Cruz de Colchagua a partir de 1826. Unco significa en lengua indígena: Amparo.
Un documento de 1641, firmado por el capitán Martín Ruiz de Gamboa, afirma que la hacienda de Santa Cruz pertenecía a don Francisco Donoso Pajuelo. Más tarde, en 1683, la propiedad pasa a ser de don Francisco Javier Gutiérrez, a cuya familia pertenecía la famosa Virgen del Carmen que hoy se encuentra en el Templo de Maipú. Años después, el dueño es un caballero andaluz, don José Medina, bisabuelo de don José Toribio Medina.
Santa Cruz estaba dividida en varias estancias: Chomedahue, Barreales, Paniahue, La Patagua, y Santa Cruz de Unco.
Chomedahue pertenecía a don José Ramírez, y pasó por herencia a su mujer María Josefa de Castro, y a sus hijos Nicolás, Agustín y Malermo.
Barreales, en 1771, pertenecía a don Diego Bustamante y fue heredada por doña Ana Barahona.
Paniahue, entre 1669 y 1697, aparece como propiedad de don Lorenzo Paniagua y vendida después a doña Margarita Ladrón de Guevara y más adelante a don Manuel Ravanal.
La Patagua, en 1603, figura como propiedad de don Juan Bautista Valenzuela, quien la recibió como donación de doña Damiana Márquez de Estrada, y después pasó a dominio de Miguel de Valenzuela.
Allí se fueron juntando diversos terratenientes vecinos. Diez familias fueron las primeras que se instalaron en este pequeño poblado: Marín, Guevara, Vargas, Briones, Silva, Arratia, Polloni, Ravanal, Mardones y Medina. (2)
Estos ricos señores cumplían con la vieja tradición de los hidalgos castellanos: tener solar en el pueblo y estancia en los alrededores.
En 1787 un grupo de estancieros pidió al gobernador que se establecieran algunos curatos entre el partido de Colchagua y el de Maule. La respuesta de la autoridad llegó en 1793, creando el partido de Curicó, y adjudicándole extensas zonas que pertenecían a Colchagua, entre ellas, el poblado de Santa Cruz. Pero la conversión de la iglesia en parroquia tuvo innegables avances religiosos y administrativos. La parroquia, en la mentalidad española, significaba moralidad, legitimización del matrimonio y el bautizo de los recién nacidos. El párroco era una autoridad innegable. Su mediación en las disputas, la dirección de las conciencias, y su actividad, en las funciones temporales del gobierno civil, aunque no tuviera el poder laico. Pero la gente lo respetaba y servía, muchas veces, como ministro de fe y hasta de escribano.
Los primeros vecinos, gente de mucho capital, construyeron sus casas en un cuarto de manzana, como normalmente se hacía en las ciudades fundadas por españoles. Las levantaron al estilo que ellos conocían: muy semejantes a sus casas de campo, aunque más reducidas en espacio. Según su costumbre, se componían de tres patios rectangulares, con amplios corredores en su contorno interior, y otro hacia la calle, dando la hermosa impresión de que en conjunto formaban portales por los que la gente podía caminar protegida del calor en verano y de la lluvia en invierno. Este estilo, muy colchagüino por lo demás, se extendió luego hacia el sur, y hay pueblos como Yerbas Buenas, donde todavía hoy se mantienen esos portales coloniales.
El primer patio estaba dedicado a la labor del dueño de la casa. Allí había piezas para oficina, para bodega de productos en venta, otra para guardar los aperos de los caballos, mulas y hasta algunos coches. Normalmente estaba empedrado con piedra huevillo redonda de río, y algunas, los más nobles, tenían cuadrados con sus escudos de armas hechos con “tabas”, pequeños huesos de cordero. A la casa se accedía por una ancha puerta que daba paso a un corredor cuyo largo era el ancho de las piezas de la calle. El conjunto tomaba el nombre de zaguán, en cuyo borde estaba la habitación del portero, más un asiento de piedra, para hacer esperar allí a los visitantes poco deseados. Al término del zaguán había una reja baja, hermosamente labrada, llamada cancela, que permitía ver el interior.
Finalizaba este primer patio con una corrida de piezas que lo separaba del segundo patio, y que servían de sala y antesala. La primera era el salón que sólo se abría para recibir allí a los invitados. La segunda era la habitación donde se reunía la familia. Hacia adentro continuaba el segundo patio, donde se distribuían los numerosos dormitorios y el tercer patio estaba destinado a la servidumbre, gallinero, panadería, lavado de ropa y otras faenas caseras.
En ese segundo patio la reina era la esposa. Estaba lleno de flores de gran fragancia, enredaderas, árboles de sombra y de fruta.

HISTORIA DE COLCHAGUA

Juan Gómez de Almagro, soldado, a los 33 años nombrado por Valdivia a cargo de uno de los dos grupos en que dividió sus fuerzas, lo asignó Alguacil Mayor de Santiago, había sido agraciado con encomienda de Rapel, Topocalma, La Estrella, Rosario Lo Solís y Pichilemu, tenía, además, una gran hacienda al sur de Pichidegua en Almahue, todo lo cual entregó a Gaspar Orense, para quedar a cargo de la guarnición de Purén.

Principales Encomenderos de Colchagua

Apoquindo, Melipilla, Teno, Rauco, Colchagua, Alhué y Peumo, encomendados a Doña Inés de Suárez y su marido Rodrigo de Quiroga.
Nancagua, encomendado al conquistador Alonso de Escobar, natural del Puerto de Santa María, 40 años, casado con doña Beatriz del Alcázar y murió en 1574, su hijo mayor Alonso de Escobar, falleció soltero en 1580.
Tagua Tagua, al marino genovés Juan Bautista Pastene de 43 años.
Pichidegua a Jerónimo de Alderete, oriundo de Olmedo.

Propietarios

El comercio se hacía a través del “camino de los costinos” que partía en Bucalemu, pasaba por Rosario, Rapel, Santo Domingo, Llolleo, Malvilla, Casablanca para llegar a Valparaíso.
Jerónimo de Molina tenía propiedades en todo el largo del “camino de la costa”, tras su fallecimiento vendieron a Lorenzo Núñez de Silva, hijo de Antonio Núñez, casado con Catalina Verdugo de la Corte en 1605 en Santiago, después de la muerte del padre de la novia Don Rodrigo Verdugo.
Muchos miembros de la familia Verdugo de la Corte consiguieron propiedades en la costa de Colchagua. En 1606 aparece merced de tierras de 1.414 cuadras en los valles de Nilahue y Carrizal que desembocan en la Laguna de Cáhuil llamada “Laguna de doña Leonor de la Corte”.
Doña Margarita Verdugo casada con Felipe de Arce Cabeza de Vaca recibió: Mil cuadras entre los ríos Tinguiririca y Claro (o Clarillo), merced de Lope de Ulloa a Juan Verdugo Pasillas de 21 de agosto de 1620, traspasadas por éste a Arce, su cuñado, su viuda Margarita Verdugo las vendió a Tomás Hernández.[1]
Tierras que formaban parte de la dote y que no fueron entregadas hasta que el 22 de noviembre de 1642 Juan Verdugo Pasillas las dio a su hermana Margarita Verdugo.[2]
Luis Verdugo de la Corte de 2.500 cuadras cedió 2.000 a su cuñado Arce Cabeza de Vaca.
Un tío de Lorenzo de Núñez, Alonso Cid Maldonado obtuvo terrenos en Colchagua.
Antonio de la Corte, otro tío de Lorenzo Núñez concedió 1.000 cuadras.
Gómez Silva y los Rojas Puebla estrechamente emparentados. El famoso Coronel D. Miguel de Silva casó en La Serena con una hija del conquistador Diego Sánchez de Morales. Los Gómez de Silva obtuvieron grandes extensiones de tierras en la costa de Colchagua y entre ellas Doña Catalina Verdugo de Silva, Don Diego del Solar y Don Pedro de Silva, propietarios de San Miguel de los Llanos y de La Estrella.
Entre los Silva, los Verdugo y los Rojas poseían casi todo Colchagua.
Felipe de Arce Cabeza de Vaca compró al Capitán Luis Verdugo de Sarría 2.000 cuadras que le había hecho merced el gobernador Fernández de Córdoba en Nilahue.
En general hubo varias familias que pueden considerarse fundadoras de Colchagua: Silva, Velasco, Valenzuela, Cardemil, Moraga, Riveros, Palacios, Verdugo, Zambrano, Zamudio, Rodríguez, Rojas, Quezada, Núñez, Baquedano, Elzo, Mujica, Maturana, Fuenzalida, Madariaga, Baeza, Carrera, Bravo de Naveda, Aránguiz.

Familia Valenzuela

Desde que el Gobernador García Ramón dio encomienda a doña Mencía Moraga viuda del capitán Francisco Pérez de Valenzuela, la familia se extendió por todo Colchagua desde Rancagua al Maule.
[1] (R.A. 1549).
[2] (N.S.Fdo. V.114,f.164). (Testamento 17 julio 1747, Felipe de Arce Cabeza de Vaca a su esposa, bienes declarados). Familias Fundadores de Chile 1601-1655 Pág. 331 (ARCE).
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Wednesday, May 18, 2011

 

Mi amiga Pilar Pérez Ahumada nacida en Peralillo, se nos ha ido...

18 de mayo de 2011


PILAR PÉREZ AHUMADA
1921-2011

Recién me enteré de su fallecimiento ocurrido inesperadamente el 13 de mayo, una gran pérdida para todos los que la conocimos, era muy jovial, amistosa, en la calle se detenía muchas veces para saludar con gran cariño a las personas que se le acercaban.

Conocí a Pilar a través de mi prima Sarita Vial quien me contactó con ella al tener interés de conversar sobre la genealogía de la familia GÁLVEZ que encontré en Internet en la cual figuraba su hermana María casada con Tristán Gálvez. Por mi prima me había enterado que estaba juntando información para su árbol genealógico, en ese tiempo yo trabajaba en mi propia historia familiar.

Mi mamá oriunda de Ciruelos, recién egresada de la Escuela Normal, había llegado a Peralillo, ubicado en el ramal San Fernando-Pichilemu, para enseñar a las niñas peralillanas entre las que se contaban las hermanas Pérez. Fue amiga de los jóvenes de su edad, hijos de las familias fundadoras que aun quedan en mi querido pueblo: Araya, Pérez, Parga, Larenas, Torres, Castro, etc.

Como yo nací años después y sólo viví en el pueblo hasta los 10 años, no tuve la oportunidad de conocer a Pilar pero sí supe de don Eustaquio y la señora Emiliana, padres de las Pérez que vivían al lado de mi escuela, ubicaba perfectamente esta casa, aunque jamás entré en ella, se conservó exactamente igual a mis recuerdos.

Cuando falleció mi mamá quise revelar todos los negativos (planchas) de fotos que había tomado con su máquina, fue una manera de conocer un período de su juventud tanto en el pueblo como en el colegio.


Sra. Filomena Pavez y sus alumnas de la Escuela de Niñas 1928-1938





2ª fila de izq a der. en 4º lugar mi mamá, a su izq. abajo, Pilar Pérez Ahumada.

Así encontré una foto de Pilar en un grupo de alumnas de la escuela rodeando a mi mamá y otra en la cual está don Eustaquio Pérez y don Leopoldo Torres junto a mi abuela Epigmenia Arratia en algún almuerzo.


Don Eustaquio Pérez, Leopoldo Torres y mi abuela Epigmenia Arratia

Pilar fue muy generosa conmigo, me ayudó mucho en la confección de una lista de personas nacidas en el pueblo y sus descendientes, compartió conmigo sus fotos familiares y muchas historias de los personajes de esa época que dejé registradas en este blog. Grandes conversaciones por teléfono y también via e-mail era la forma de comunicarnos, de intercambiar información, fotos y anécdotas que enriquecieron mi historia de Peralillo.

Llegó por fin el día de conocer a Pilar, ocurrió el 11 de octubre de 2008, fui con mi hermana Mónica que me regaló este viaje, llegamos a su casa y salió a recibirnos con mucho cariño, la sentí muy cercana y acogedora.
Su casa con la enorma galeria, sus preciosos muebles antiguos y gran cantidad de piezas, nos tenía preparado un dormitorio, no nos quedamos.
Nunca más volvi, seguimos comunicándonos por teléfono y después del terremoto del 27 de febrero de 2010 los llamados fueron menos frecuentes, quedó pendiente una nueva visita.



Querida Pilar, siempre te tendré en mis recuerdos, agradezco a Dios haberte conocido y me hayas considerado tu amiga.

¡ADIÓS AMIGA!



Estas hermosas flores en tu mesa el día que te visitamos, foto tomada por Rodrigo Arenas, tu sobrino.
http://www.flickr.com/photos/surandino/

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http://www.biblioredes.cl/peralillo
17 de mayo de 2011

Publicado por Biblioteca Pública N.242 Leopoldo Torres Peralillo







"EL PASADO DE PASEO POR LA BIBLIOTECA" en Capacitación
Jue, 09/09/2010 - 12:25 |
por Norma Riveros Leon



Mi nombre es Pilar Pérez Ahumada, nacida en Peralillo el 6 de Mayo de 1921, mi padre Eustaquio Pérez, nacido en 1880, mi madre Emiliana Ahumada nacida en 1890 en Peralillo.

Ahora pués, me pongo en plan de familiarizarme con este medio maravilloso que es el computador. estuve con mi familia viviendo en Santiago y allí entonces trabajé como secretaria varios años tecleando en la máquina de escribir, por lo que ahora puedo apreciar la diferencia al hacerlo en un computador con tanta facilidad para corregir los errores, gracias al Programa Biblioredes que ha mucha gente como yo le ha servido.

Adjuntos de Noticia:
Desde mi corazón sinceramente.
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Sra. Pilar Pérez Ahumada camymako


El día viernes 13 de mayo del 2011 se nos fue repentinamente la Sra. Pilar Pérez Ahumada, hacía muy poco que había cumplido sus 90 años de edad, lo que la hacía un personaje de Peralillo, no por su edad, ella había vivido toda su vida en la comuna y era muy querida por su gente, participó activamente durante su vida en todo evento, instituciones etc.

Pero quienes la recordamos hoy como participe principal en las actividades de la Biblioteca, es por su entusiasmo, disposición y deseo de superación y conocimiento. Se capacitó en uso y manejo de computación, era asidua a internet y una gran, gran lectora.

Estuvo presente en la celebración del Bicentenario de Chile, dónde se mostró, su más que centenaria casa en la cual atesoraba muchos recuerdos de su familia y de una época que ya se fue y que terminó de destruir el terremono del 27. Había participado hacía muy poco en la Celebración del Día del Libro, muy feliz porque la habíamos invitado.

Ahora queda el recuerdo de su persona, su figura como parte del paisaje de Peralillo, su simpatía, sencilles, bondad y su amor por su pueblo.
Q.E.P.D. Sra. Pilar

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Publicado en EL MERCURIO el 15 de mayo de 2011



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SU CASA


A la izquierda en 2001 al lado en 2010 después del terremoto del 27F


LA GALERÍA EN 2009

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