Sunday, August 08, 2010

 

El viaje en el tiempo del Orient-Express

www.emol.com
domingo 8 de agosto de 2010


La ruta Londres-París se puede hacer en trenes ultra veloces o a bordo de este mítico tren de lujo. Uno de los viajes más famosos del mundo.

Por Andrea Ventura / La Nación / GDA
Welcome on board, madame.

No era una bienvenida convencional. El guarda, con impecables guantes blancos y uniforme de época, abría las puertas del Orient-Express.

Me aprestaba a iniciar el trayecto de Londres a París -con un cambio de tren y cruce por el Eurotúnel incluidos-, pero esa ruta era sólo un traslado físico. El verdadero viaje era al pasado, para revivir la experiencia de esos trenes de lujo que hicieron furor en los albores del siglo 20 y que hoy ofrecen un servicio renovado, pero con el mismo antiguo estilo.

Saliendo de Victoria Station, el British Pullman (la contraparte inglesa del Orient) escapa de las nuevas tecnologías y la alta velocidad. El propósito de un viaje como éste no es llegar rápido a París (para eso está el Eurostar, que tarda menos de dos horas y media), sino recrear la pompa de aquellos viajes míticos. Y sobre todo, disfrutar la experiencia del trayecto: el suave traqueteo, la campiña que corre por la ventanilla y el servicio a bordo.

Por dentro, el estilo del tren inglés impacta: madera lustrada, marquetería con diseño art déco, lámparas estilo art nouveau, cortinados en el tono y baños con mosaicos en el piso. También impacta el servicio. Apenas nos sentamos llegan a la mesa los ingredientes del brunch. "La vajilla es Richard Ginori, de Italia, con diseño de Gérard Gallet, producida especialmente para el tren y con el estilo de las originales", cuenta Jeff Monk, el mánager. "Éste es un tren romántico, las expectativas de los pasajeros son altas. Muchos vienen a celebrar aniversarios y cumpleaños", explica, mientras el tren deja atrás Londres y se interna lentamente en el condado de Kent.

Segunda vuelta

La historia de esta nueva etapa del Venice Simplon Orient-Express, más simplificada y turística, es tan cautivadora como la de su antecesor.

Cuando en mayo de 1977 el viejo Orient-Express hizo su último trayecto, a James Sherwood -un norteamericano que hasta ese momento no sabía nada de trenes- se le despertó el interés por el tema. En octubre de ese mismo año fue a un remate en Montecarlo. Ahí se liquidaban cinco vagones del Orient de la década del 20, que habían sido usados en la filmación de Asesinato en el Orient-Express. Finalmente adquirió dos vagones y los envió a los depósitos de Sea Containers, de donde era presidente, sin saber muy bien qué haría con ellos. "El ajetreo de la prensa y la televisión alrededor de esa venta me convencieron de que había magia en el nombre Orient-Express", recuerda en un libro escrito por su mujer.

A Sherwood le llevó cuatro años conseguir más vagones originales, repararlos y negociar las rutas, hasta que por fin en 1982 comenzó a rodar la nueva versión del Orient-Express. Eran menos trayectos, pero todos tenían el estilo y lujo de los originales.

"Muchos vagones estaban abandonados, dañados, o se les dieron otros usos. Éste, por ejemplo, que se llama Lucille, se construyó en 1928 y durante 16 años fue la casa de un coleccionista. Otro vagón, llamado Cygnus, de 1938, fue usado como restaurante, y hubo un tercero que sirvió como gallinero", recuerda Jeff Monk, mientras avanzamos por la campiña inglesa y los pasajeros disfrutan de salmón, caviar, hongos y frutas.

La recuperación de los 35 vagones que forman el nuevo Orient-Express, que costó 16 millones de dólares, fue un trabajo de hormiga. A medida que se compraron en diferentes rincones de Europa, hubo que trasladarlos, desarmarlos, recuperarlos con modernas técnicas de restauración y adaptarlos a las nuevas regulaciones de seguridad, con vidrios nuevos y sistema eléctrico. Lo más difícil fue reconstruir los paneles de marquetería: se encontraron incluso con sectores completamente destruidos.

Ninguno de esos problemas se nota hoy. Parecen nuevos.

Cruzar al continente

En la estación de Folkestone West finaliza la primera etapa del viaje. Antes de seguir a París en el Venice Simplon, el tren continental, hay que cruzar por el Eurotúnel.

En un segundo avanzamos 100 años en el tiempo. En poco más de media hora, el tren de alta velocidad cruzó bajo el agua hasta Calais. Muy cerca, en la estación, espera el Venice Simplon.

La historia original de los antiguos Orient-Express, los de la leyenda, comenzó a escribirse en 1883 cuando el primer tren partió de la Gare de l'Est en París, con destino a Constantinopla (Estambul). Ya entonces era un ferrocarril de lujo. Una especie de palacio sobre ruedas, utilizado especialmente por millonarios y miembros de la aristocracia europea. Cada carro estaba decorado con valiosos gobelinos, seda, plush y lámparas de gas de cuatro brazos. Las mesas se ponían con vasos de cristal y cubiertos de plata, y se servían comidas y finos vinos a la luz de las velas. Con modernos vagones, su glamour terminó opacando a los demás trenes europeos.

Ese viaje, de más de 3.000 kilómetros, duraba tres días y se realizaba dos veces por semana. Más tarde, las rutas se ramificaron por el continente. Pronto el ferrocarril despertó la imaginación de artistas, incluyendo, claro, a Agatha Christie y su famosa novela Asesinato en el Orient-Express.

El ocaso de esta mítica travesía comenzó con las guerras mundiales, y se aceleró con la competencia de otros transportes. Sobre todo de las aerolíneas. El 20 de mayo de 1977 hizo su último viaje.

El tren continental en el que viajamos ahora es diferente del legendario básicamente en la ruta. No tanto en el estilo y el lujo. La hora de la comida, por ejemplo, sigue siendo un evento a bordo. Es el momento de vestirse de gala -como indica la tradición-, para probar un menú de cuatro tiempos, sazonado con la vista de la prolija campiña francesa.

Mucho más tarde, esta atmósfera será rota por las luces de Gare de l'Est, en París. Será el anuncio de que este viaje en el tiempo ha terminado.

Por otras vías
La ruta París-Estambul (cinco noches) sale sólo una vez por año y cuesta 9.000 dólares (combinada con noches en hoteles y excursiones). Pero no es la única opción. Hay viajes más cortos, como París-Venecia (una noche), y hasta una excursión de pocas horas con salida y regreso a Londres por US$ 530. También hay circuitos que viajan a Venecia, Roma, Viena, Budapest y Praga.

El de esta nota (de Londres a París) cuesta US$ 960 por persona, con brunch en Inglaterra y cena de gala en Francia. Más información:

http://www.orient-express.com/
emoltv
A bordo del Orient-Express
De Londres a París un viaje al pasado en la nueva versión del legendario trea.

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http://diario.latercera.com/
http://www.papeldigital.info/lt/2010/08/19/01/paginas/043.pdf



Llega libro que rescata relatos inéditos y las libretas privadas de Agatha Christie
Los cuadernos secretos de Agatha Christie reúne sus 73 libretas de notas.
por Roberto Careaga

En las 73 libretas que tuvo a lo largo de su vida, Agatha Christie (1890-1976) incluyó listas de compras, números de teléfonos, citas en la peluquería, posibles panoramas para el fin de semana, cartas a los diarios, etc. En medio de ese desorden, que pocas veces incluyó fechas, la reina del crimen discutía y probaba las historias de sus libros: hasta último momento iba a ser Miss Marple quien resolvería el crimen en la novela Muerte en el Nilo. Al final fue Hércules Poirot. Christie era puro instinto. "La decepcionante verdad es que no tengo ningún método", confesaría en los 50.

Jamás pensados para llegar a los ojos del público, los diarios de la autora de Asesinato en el Expreso Oriente bordean el caos. Todo se agrava con la intrincada letra manuscrita de Christie. Por años, las libretas estuvieron apiladas en una caja en la casa de la autora en Greenway, en el suroeste de Inglaterra, hasta que en 2005 el investigador John Curran dio con ellas y decidió utilizarlas para realizar una lectura general de los más de 50 títulos de la autora. El resultado es Los cuadernos secretos de Agatha Christie, libro que en septiembre estará disponible en Chile.

Viaje por la trastienda de la obra de Christie, el volumen también incluye dos relatos inéditos: El incidente de la pelota del perro y La captura del Cerbero. Este último es especialmente atractivo: ad portas de la II Guerra Mundial, un preocupado Poirot debe encontrar al asesino de Hertz-lein, un dictador con "cabeza apepinada y bigotillo negro" que ha "prendido la mecha de Centroeuropa". La alusión a Hitler es transparente.

Notas e inéditos

Según la propia Christie, su relación con las libretas era intensa y sostenida. Ocupaba alrededor de 12 al mismo tiempo y escribía donde encontraba una página en blanco. Muchas veces, apenas son apuntes: "¿Quién? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuál?", se lee en una nota suelta. Hay listas de personajes, diálogos, un mapa dibujado a la rápida de St. Mary Mead, el pueblo ficticio de su obra, e ideas como ésta: "Clemencia. Sí. Su motivo. Fanática, ligeramente loca".

De los 73 cuadernos, tres están dedicados a fórmulas químicas y, probablemente, provienen de los años en que trabajó en la farmacia de un hospital. De ahí, anota Curran, que los más oscuros asesinatos de sus libros son cometidos por enfermeras, doctores o farmacéuticos. Y se explica esta frase: "La nitrobencina se pega al fondo del vaso. La mujer toma un trago y luego se lo pasa a su esposo".

Otras veces, Christie se extendía largamente en la preparación de argumentos. Ocupó 100 páginas trabajando en Intriga en Bagdad y 75 para Cinco cerditos, de las cuales las primeras 60 son sólo enumeraciones de diferentes tipos de asesinatos y sospechosos. Cuando empezó a planear la célebre novela Diez negritos, Christie pretendía que los asesinados en La Isla del Negro fueran varios más de 10.

Los inéditos son otra historia. El incidente de la pelota del perro cambió para convertirse en El testigo mudo. Según Curran, las razones para no publicar La captura de Cerbero fueron simplemente políticas. Puede ser: en un arrebato ucrónico, Christie imagina que Hitler (Hertzlein) fingió su asesinato para buscar su verdadero destino: "La paz, eso es lo que necesita el mundo", dice. Su plan, sin embargo, falla. La mecha nazi ya ha sido encendida.

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