Saturday, February 06, 2010

 

La alegoría de un hermoso cuento

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REVISTA SÁBADO
sábado 6 de febrero de 2010

FACTOR HUMANO


La alegoría de un hermoso cuento

No sólo fue el reencuentro entre el "Señor Escafandra" y su sobrina; allí también estaba figurado el reencuentro de todos los chilenos.

Felipe Berríos S.J.
La compañía francesa "Royal de Luxe" cerró la edición XVII del Festival Internacional Santiago a Mil. Así se unieron a nuestra celebración del Bicentenario, trasformando el centro de Santiago en un gran escenario e invitando a los capitalinos a ser parte de un mágico cuento.

Un desconocido "Señor Escafandra" -una marioneta de 11 metros de altura, cuyo traje de buzo estilando agua emergía de un imaginario mar en plena capital- buscaba a su sobrina, la "Pequeña Gigante", que con sus 6 metros de estatura aún mantenía la misma ternura con que nos cautivó hace tres años. Ella, sola y huérfana, a veces a pie, otras en bote, recorrería las calles de Santiago pretendiendo encontrarse con su tío. Parte de la magia era comprender que sería imposible el ansiado encuentro si la gente no se involucraba participando y ayudándolos en la mutua búsqueda.

Con temperaturas que sobrepasaban los 30 grados, durante tres días una masa humana no se complicó en abarrotar las calles del centro de Santiago, cooperando con la búsqueda y sumergiéndose en el cuento. Se calcula que el encantamiento, en total, convocó a tres millones de personas que fueron actores directos de una ilusión, a la cual el país entero se unió a través de los medios de comunicación. Los mismos chilenos que meses antes andaban cabizbajos rumiando la palabra crisis y rehuían las multitudes temerosos de ser contagiados por un virus, ahora, entusiasmados, se apretujaban para contagiarse con la alegría de ser parte de un mismo sueño.

Como todo cuento, el final fue feliz. La gente, emocionada, contempló el tierno encuentro entre la "Pequeña Gigante" y su pariente. La multitud se dispersó casi en puntillas para no despertar a la sobrina, que al atardecer del sábado dormía cobijada por su tío. Al día siguiente fue la despedida frente a La Moneda. Allí la "Pequeña Gigante", sin separarse de su protector, repartió postales con mensajes para los chilenos, y juntos desaparecieron en el mundo de los sueños.

Pero este maravilloso espectáculo simbolizó algo más. Se puede decir que fue una alegoría del Chile que en estos veinte años ha emergido como lo hizo el "Señor Escafandra" desde las profundidades, donde el miedo lo había escondido. Por eso que no sólo fue el reencuentro entre el tío y su sobrina; allí también estaba figurado el reencuentro de todos los chilenos. Esa inmensa masa de ciudadanos venidos de todos lados habían recuperado su capacidad de asombro, reían y soñaban. Sin desmanes, el chorro de agua ya no los dispersaba, sino que, entre gritos de alegría, los refrescaba. No había asientos "Vip"; todos eran protagonistas, todos participaban.

Es otro el país que se ha formado en estos veinte años. Ya no hay miedos ni desconfianzas. Cual liliputienses que con su esfuerzo les daban vida a las marionetas, todos los chilenos hemos ayudado a que Chile se levante, camine y se agigante. La masa de ciudadanos también nos ha dicho que, al igual que el gigante que vino a proteger a su sobrina, desean que el país también siga creciendo en cobijar a todos los que necesitan protección.

Todos los chilenos que, trabajando juntos como liliputienses, hemos sabido poner en marcha el país, juntos ahora tenemos que hacerlo avanzar por la senda del tricentenario que pronto comenzará.

Felipe Berríos S.J..
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