Thursday, October 08, 2009

 

La conquista del Polo Sur: el triunfo de Amundsen y el trágico fracaso de Scott

EL MERCURIO
jueves 8 octubre 2009


Foto:EFE

La única imagen conocida de la expedición que llegó por primera vez al Polo Sur fue encontrada entre 700 mil fotos de la Biblioteca Nacional de Australia. La reproducción muestra al grupo liderado por el noruego Roald Amundsen a su llegada al punto más meridional del globo, y fue revelada y compilada en Tasmania por el australiano Edward W. Searle. El equipo noruego llegó al Polo el 14 de diciembre de 1911, 34 días antes que la expedición del británico Robert Falcon Scott, quien usó caballos mongoles en vez de perros para tirar sus trineos.

http://www.ovejaselectricas.es/?p=693

La conquista del Polo Sur: el triunfo de Amundsen y el trágico fracaso de Scott


Publicado por Indira at 29 Octubre, 2007 in Exploradores y Historia.





El explorador noruego Roald Amundsen (1872-1928), que en 1906 fue el primer hombre en finalizar el recorrido del célebre Paso Noroeste, dirigió también la expedición a la Antártida que por primera vez alcanzó el Polo Sur.

Su rival fue el británico Robert Falcon Scott (1868-1912), capitán de la Royal Navy, que llegó al Polo Sur sólo un mes después que Amundsen, pero ni él ni los demás miembros de su expedición consiguieron sobrevivir en el viaje de regreso. Los cadáveres de Scott y de sus cuatro compañeros fueron encontrados el 12 de noviembre de 1912. Un conjunto de calamidades y una peor planificación del viaje hicieron que Scott fracasara donde Amundsen logró el éxito sin grandes dificultades.

Roald Amundsen



Scott llegó a la Antártida en el ballenero escocés Terra Nova en Enero de 1911. Ese mismo mes llegó Amundsen, a bordo del Fram, a la Bahía de las Ballenas (situada unas 60 millas más cerca del Polo Sur que la base de Scott, en McMurdo).

Cuando Scott recibió un telegrama de Amundsen en el que le informaba que también se dirigía al Polo Sur no ocultó su disgusto. El comportamiento de Admusen le pareció desleal por no hacer públicas sus intenciones con una mayor antelación. Admunsen había difundido la idea de que se proponía realizar una expedición al Ártico, cuando en realidad tenía en mente el proyecto de llegar al Polo Sur.

Robert Falcon Scott



Scott, consideró que era de vital importancia para él y para su país ser el primero en alcanzar el Polo. Su expedición estaba formada por Henry Bowers, Edward Wilson, Edgar Evans y Lawrence Oates.


Edward Wilson, Edgar Evans, Scott, Lawrence Oates, Henry Bowers

El texto del telegrama en el que Amundsen advertía su cambio de planes a Scott fue el siguiente:

Me permito informarle que el Fram se dirige a la Antártida. Amundsen
A las 15:00 del viernes 14 de diciembre de 1911, los noruegos alcanzaron los 90º de latitud Sur: el Polo Sur de la Tierra. Pasaron tres días allí y emprendieron el viaje de regreso a su campamento base (Framheim), al que llegaron el 25 de enero. Tardaron 97 días en ir y volver.

Cuando Scott llegó al Polo, el 18 de enero de 1912, descubrió que Amundsen lo había logrado más de un mes antes. Amundsen dejó una bandera noruega, una tienda negra y una carta para Scott. La carta decía lo siguiente:

Querido Capitán Scott:

Como usted probablemente es el primero en alcanzar este área después de nosotros, le pediría amablemente expedir esta carta al Rey Haakon VII. Si usted quiere usar cualquiera de los artículos abandonados en la tienda no deje de hacerlo. El trineo dejado fuera puede ser empleado por usted.

Con saludos cordiales, le deseo una vuelta segura. Cordiales saludos, Roald Amundsen.


El equipo de Scott encuentra la tienda de Amundsen en el Polo Sur

La enorme diferencia estratégica entre las dos expediciones hizo que Scott fracasara dramáticamente y Amundsen lograse el éxito. Amundsen utilizó para transportarse cuatro trineos y perros de raza groenlandesa, liderados por la hembra Etah. Todos los perros estaban magníficamente adiestrados y Amundsen y sus hombres los controlaban a la perfección. Amundsen tuvo que sacrificar algunos de estos animales antes de llegar al Polo y reservar su carne para el viaje de regreso. De este modo, disminuía el peso del alimento de los perros y garantizaba la alimentación de los perros supervivientes.


Amundsen y algunos de sus perros

Sin embargo, Scott se resistía a emplear estos animales ya que detestaba la idea de sacrificar a los perros para alimentar a los demás. Por este motivo, los perros que llevaba los mandó de vuelta cuando la situación fue empeorando. Llevaba 3 trineos con motor que pronto se averiaron y sus 17 ponies, que cargaban pesados sacos con avena para su alimentación, se hundían en la nieve y al transpirar por todo el cuerpo, su piel se congelaba. Scott tuvo que ordenar su sacrifico. Sin animales que ayudasen, la expedición tuvo que continuar a pie cargando con su equipo.

La expedición de Scott arrastrando con enorme esfuerzo el trineo

La expedición de Amundsen tenía, además, mejor equipamiento, ropa de más abrigo y mejores alimentos. Éstos consistían en una ración diaria de 380 gramos de galletas, 350 gramos de pemmican (una comida concentrada, consistente en una masa de carne seca pulverizada, bayas desecadas y grasas), 40 gramos de chocolate y 60 gramos de leche en polvo.

Scott también llevaba una gran cantidad de pemmican, pero no tan rica en grasa como la de su rival Amundsen, y el esfuerzo de arrastrar los trineos requería la ingesta de unas 5000 calorías diarias.


Amundsen (a la izquierda) con su compañero Hanssen, con anorak de piel de reno.

Amundsen aprendió técnicas de supervivencia de los indígenas de los climas árticos, algo que no hizo Scott. Aunque realmente, él no hizo sino seguir las indicaciones y consejos de sus predecesores en el Ártico y de sus superiores de la Royal Navy, quienes no quisieron o no supieron aprender demasiado de los inuit.

El primer miembro de la expedición de Scott que murió fue Evans, que se encontraba herido tras una caída.

Edgar Evans



Poco después falleció, Oates, quien había perdido la movilidad de un pie por la congelación, lo que obligó a sus compañeros a llevarlo a cuestas. Oates, pidió a sus compañeros que lo abandonasen, pero ellos se negaron rotundamente. Comprendiendo que era una carga para los demás, abandonó la tienda en medio de una terrible ventisca y a -43º C., pronunciando una célebre frase que lo convertiría en héroe nacional: “Sólo voy a salir un rato”. Nunca regresó. Ese día cumplía 32 años.

Lawrence Oates



El 12 de noviembre de 1912, se encontraron los cadáveres de los otros tres miembros de la expedición en su tienda. Bowers estaba envuelto en su saco y Wilson tenía las manos cruzadas sobre el pecho, parecía que ambos murieron mientras dormían. Scott tenía medio cuerpo fuera del saco y uno de sus brazos extendido hacia Wilson, había sido el último en morir.

Junto a sus restos mortales se encontraron sus diarios. El diario de Scott contenía una conocida frase:

… me gustaría tener una historia que contar sobre la fortaleza, resistencia y valor de mis compañeros que removería el corazón de todos los ingleses. Estas torpes notas y nuestros cuerpos muertos, contarán la historia.
Mientras que Amundsen realizó una expedición eficaz y sin grandes contratiempos, Scott y sus hombres fracasaron por no tener una buena planificación de su viaje: la inanición, el agotamiento físico, el frío extremo y el escorbuto provocaron la muerte de toda la expedición de Scott.

Enlaces: wanadoo.es/antarctica, wikipedia 1 y 2, History Channel, earthlink.

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ROBERT SCOTT Y LA CARRERA AL POLO SUR

Una aventura entre glaciares
El hombre y su afán de conocer el mundo. Los grandes aventureros y los grandes descubrimientos. David Livingstone, Frederick Albert Cook, Robert Scott, Roald Amundsen y Robert Edwin Peary sentían una gran curiosidad por explorar y llegar a tierras que parecían inalcanzables. Seguro que cuando David Livingstone inició en 1835 la búsqueda por el continente africano de las fuentes del Nilo, era consciente de que su vida iba a correr un serio peligro; sin embargo, su vocación era más fuerte. Estaba en juego su satisfacción personal, pero también el honor y el prestigio de su patria. Las consecuencias de los descubrimientos de los exploradores han sido determinantes en la evolución de los distintos países y, en muchos casos, han sido vitales para el avance científico. Basta una pregunta para comprender la magnitud de algunos hallazgos: ¿cómo se hubiera escrito la historia si Cristóbal Colón no hubiese llegado en 1492 a América?

Robert Scott: el valor del perdedor
El capitán británico Robert Falcon Scott no es conocido por sus triunfos y hallazgos, sino por su tragedia. Scott era un explorador tenaz y un hombre de principios. Su vida fue una confrontación permanente entre anhelos y adversidades. En el verano del año 1900 estaba organizando la Expedición Nacional Antártica. En 1901 lo tenía todo preparado. Su embarcación, el Discovery, partía rumbo al Polo Sur. A comienzos de noviembre, Scott, y sus oficiales, Edward Wilson y Ernest Henry Shackleton, parten hacia el Polo Sur. A finales de diciembre, los tres hombres dan media vuelta, asediados por el hambre y preocupados porque Shackleton ha contraído el escorbuto. Habían llegado al punto más al sur explorado hasta el momento: a unas 530 millas del polo. El Discovery fue atrapado por los hielos y tuvieron que usar dinamita para liberarlo. Scott volvió a Gran Bretaña y fue recibido como un héroe. Pero para Scott aquello no era suficiente, y no dudó en preparar la expedición que le costaría la vida.

Amundsen: sólo vale ser el primero
Roald Engebrecht Amundsen nació en la población noruega de Borje en 1872. Cursó la carrera de medicina y ejerció como doctor hasta el momento de su participación en la expedición antártica de Bélgica dirigida por Adrien de Gerlache en 1897. Durante su permanencia en las regiones polares, hizo interesantes observaciones magnéticas y meteorológicas. Realizó una expedición por Alaska, donde franqueó por primera vez el paso del Noroeste. Era el 4 de septiembre de 1906. Amundsen se dirigió a Cristiania y de allí a París, donde ofreció una conferencia en la Sociedad Geográfica, que le valió ser galardonado con la medalla de oro en la asamblea general.

Scott y Amundsen compiten por el Polo
Scott y sus hombres llegaron a la Antártida a bordo del viejo ballenero escocés Terra Nova en enero de 1911. Su objetivo: ser los primeros en pisar el Polo Sur de la tierra y desarrollar investigaciones científicas. Disponía de 17 ponis, 30 perros huskies siberianos y tres vehículos oruga. Amundsen, por su lado, cambió en secreto sus planes (pues tenía planeado viajar al Polo Norte) y decidió, marchar al Polo Sur a bordo del Fram. Sabe que compite contra Scott. Son nueve hombres y 116 perros. En octubre de 1911, ambos equipos partieron hacia el Polo. Cuanto más cerca se encontraba Amundsen de su objetivo, más aumentaba el temor de ser batido por Scott. A las tres de a tarde del viernes 14 de diciembre de 1911, un grito simultáneo de "¡Alto!", salió de las gargantas de los cinco noruegos: habían llegado al Polo Sur de la Tierra.

El premio de consolación
Un mes después, el 16 de enero de 1912, los británicos distinguieron a lo lejos una mancha oscura en el horizonte y, posteriormente, se dieron cuenta de que era una bandera atada a un trineo. Cerca había restos de un campamento y huellas sobre la nieve: eran de trineos y perros. El 17 de enero de 1912 los británicos llegaron oficialmente al Polo Sur. Habían sido derrotados en su carrera.

El episodio final, más allá del fracaso o la victoria
El regreso de la expedición británica fue penoso, los hombres de Scoot se congelaban. El oficial Wilson se lesionó una pierna en una caída, Scott el hombro y Evans perdió dos uñas de una mano. El 11 de febrero, en pleno descenso del glaciar Beardmore erraron el camino y se internaron en una masa de hielo extremadamente accidentada. Evans se rezagó para ajustarse las botas, los demás siguieron adelante. Al darse cuenta de que Evans no les alcanzaba, volvieron a por él y lo encontraron arrodillado en la nieve con una mirada salvaje en los ojos. Esa misma noche murió. El 20 de marzo, una fuerte tormenta les imposibilitó salir de la tienda y recorrer los apenas 18 kilómetros que les separaban del depósito de víveres y combustible. El pie derecho de Scott estaba congelado. El 29 de marzo de 1912, Scott escribía: "Afuera, delante de la puerta de la tienda, todo el paisaje es una terrible ventisca, resistiremos hasta el final, la muerte ya no puede estar demasiado lejos: es una lástima, pero no creo poder seguir escribiendo. Por el amor de Dios, cuidad de nuestras familias." El 12 de noviembre de 1912, la expedición de Edward Atkinson encontró la tienda semienterrada. A la edad de 43 años, Robert Falcon Scott había sido el último en morir.

La imagen de la desolación
La historia de Scott es dura y desoladora, es un ejemplo de la lucha del hombre contra la naturaleza. A lo lejos debieron ver entre la nieve y el hielo un punto negro: una tienda y una bandera noruega. No habían sido los primeros, Amundsen se les había adelantado. Exhaustos y derrotados, Wilson, Scott, Henry Bowers, Teddy Evans y Lawernce Oates se fotografiaron formando la imagen de la desolación. Lucharon por la gloria de ser los primeros. Después vendría el duro regreso. Y la muerte.


Discovery. El barco de Scott empleado en su primera expedición a la Antártida (1901-1904), que tenía un interés fundamentalmente científico. El segundo viaje (1910-1912) su objetivo fue alcanzar el polo sur. En este objetivo se le adelantó el explorador noruego Roald Amundsen.


Laboratorio en el Discovery



El momento cumbre de la expedición:
Amundsen en el Polo Sur


Robert Falcon Scott

(Davenport, Reino Unido, 1868 - Antártida, 1912) Explorador británico famoso por sus viajes a la Antártida y especialmente por el pulso que sostuvo con el noruego Roald Amundsen en el intento de alcanzar por primera vez el Polo Sur. A principios del siglo XX, tal objetivo se convirtió en una empresa competitiva, en la que coincidieron los intereses científicos y económicos de las naciones europeas y las ambiciones personales de algunos exploradores. Roald Amundsen y Robert Falcon Scott fueron los protagonistas paradigmáticos de esta pugna de aventura y prestigio.

La Antártida es un vasto territorio desértico e inhóspito, de planicies, montañas, volcanes y abismales grietas bajo un manto helado, en cuyos mares periféricos flotan colosales témpanos de hielo como islas; un territorio donde los vientos pueden soplar a más de 200 km/h y las temperaturas descender a casi 90 ºC bajo cero. La conquista de este continente aparecía en las primeras décadas del siglo XX como un ineludible desafío para el hombre occidental. Las expediciones al Polo Sur, bajo condiciones topográficas difíciles, precisan de una preparación minuciosa, y a menudo requieren estancias de varios inviernos. Dominar este soberbio medio físico y lograr el éxito personal fueron los acicates de una dramática carrera en la que, aun a costa de la vida, sólo valía vencer.

Robert Falcon Scott

A pesar de su débil constitución física y de su salud quebradiza, Robert Falcon Scott logró ingresar a los trece años en la Armada Real británica. Cinco años más tarde, en 1886, entró a formar parte de la escuadra de las Indias Occidentales, que se encontraba al mando del famoso explorador ártico Albert Hasting Markham. Por su buen hacer y dedicación a la marina, Scott fue promovido, en 1891, al puesto de lugarteniente a bordo de la nave Majestic, capitaneada por George Egerton, otra leyenda viva de la marina británica. Scott se especializó en expediciones marítimas de interés científico.

Ya en el último decenio del siglo XIX se habían desarrollado algunas exploraciones antárticas con el objetivo de alcanzar el Polo Sur. El noruego Leonard Kristensen (1895), su compatriota Carsten Borchgrevink (que llegó a alcanzar la latitud 78º 50´ en 1899) y el belga Adrien de Gerlache (1898) habían comenzado a allanar el camino. Los británicos participaban de ese interés por el continente blanco. En 1899, sir Clements Markham, presidente de la Real Sociedad Geográfica de Londres, organizó una importante expedición a la Antártida y eligió a Scott para dirigirla. Markham siguió en ello el consejo de George Egerton, quien consideraba que Scott reunía las cualidades necesarias para una empresa de semejante envergadura: era un buen científico y un excelente oficial. La expedición fue costeada en su mayor parte por el rico industrial Lewellyn Longstaff.

El primer viaje

El barco de la expedición sería el Discovery, que zarpó de Inglaterra en 1901. En cuanto llegaron a las costas antárticas, Scott exploró la gran barrera de hielo de Ross Shelf y estableció en el estrecho de McMurdo una base terrestre en la que la expedición pasó un invierno rigurosísimo. Al inicio de la primavera, Scott y sus hombres continuaron explorando según el plan previsto. Con la ayuda de trineos, descubrieron la que bautizarían como Península de Eduardo VII y penetraron en el corazón del continente antártico hasta latitudes jamás alcanzadas: el 31 de diciembre de 1902, la expedición llegó a la latitud 82º 17´, es decir, 300 millas más al sur que Borchgrevink. La falta de víveres y la aparición del escorbuto entre algunos miembros de la expedición impidieron avanzar más allá. La expedición se dio por concluida y sus miembros regresaron a Inglaterra en 1904.

En Inglaterra, Scott fue ascendido al grado de capitán de marina y condecorado con la medalla de oro concedida por la Real Sociedad Geográfica de Londres. Por aquel entonces conoció a su futura esposa, Kathleen Bruce, y escribió El viaje del Discovery, obra en la que narraba con realismo las peripecias de la expedición a la Antártida. Dedicado a su gran amigo y padre de la expedición, sir Clements Markham, el libro fue un gran éxito de ventas.

La segunda expedición

A comienzos de 1905, Scott inició una campaña por todo el país con el objeto de recabar fondos para una segunda aventura expedicionaria al Polo Sur. Pero, pese al éxito científico de su primera misión y a ser considerado un héroe, no encontró apoyos suficientes para retornar al continente helado enseguida. Finalmente, Scott se hizo con los servicios del buque Terranova y experimentó con los primeros vehículos motorizados para la nieve. Desechó la idea de utilizar perros para tirar de los trineos, prefiriendo el empleo de potros siberianos, a los que erróneamente creía mejor preparados para la nieve y las bajas temperaturas. En caso de muerte, pensaba, los animales servirían para alimentar a la expedición. Esta equivocada apreciación iba a ser una de las causas del trágico final de la aventura.

El 10 de junio de 1910, el Terranova zarpó de Inglaterra con dirección a Australia con todos los pertrechos de la expedición y un equipo de más de treinta personas. Entre ellas se encontraban Lawrence Oates, oficial de caballería, los lugartenientes Edward Evans y Henry R. Bowers y el doctor Edward Wilson, gran amigo de Scott. El 10 de octubre, el Terranova llegó a Melbourne, desde donde se dirigió sin más dilación a la Antártida.

Durante su corta estancia en tierras australianas, Scott recibió un aviso de su más serio competidor, el noruego Amundsen, que, desde la bahía de Whales, le aconsejaba abandonar. Amundsen se disponía a realizar la misma gesta y no quería competidores. Scott, lejos de desistir, resolvió seguir adelante e intentar con todos los medios coronar con éxito la expedición; se inició así una angustiosa carrera entre ambos exploradores.


Robert Scott en la segunda expedición

Amundsen partía con ventaja respecto a la expedición de Scott. La dilatada experiencia en exploraciones por tierras frías (había comenzado a los quince años) había hecho de Amundsen un experto conocedor del entorno; sabía mucho mejor qué tipo de material era adecuado (anoraks de piel, perros, piquetas, palas quitanieves). Frente a ello, el equipamiento de la expedición británica, tirada por potros y vestida con uniformes de la marina británica, no era precisamente el más idóneo.

El 10 de diciembre de 1910, el Terranova llegó al estrecho de McMurdo; surcó el mar de Ross hasta atravesar, en diciembre del mismo año, el círculo polar antártico. A partir de ese momento, Scott y sus compañeros emprendieron un inhumano viaje de 2.464 kilómetros desde su posición hasta el Polo Sur. Los trineos mecánicos quedaron pronto inmovilizados en el hielo, ya que sus motores no soportaban las bajas temperaturas de la Antártida. El 17 de febrero de 1911, la expedición topó con nuevas dificultades en el ascenso del glaciar Beardmore; perdieron ocho potros y cinco perros de los treinta y tres que llevaban (Amundsen utilizó para la misma gesta más de cien perros). Los expedicionarios se vieron obligados a acarrear ellos mismos una gran parte de los pertrechos, demorando aun más una travesía ya de por sí durísima.

El 4 de enero de 1912, Scott y sus cuatro compañeros iniciaron la marcha final; en el camino perdieron a todos los animales de tiro que quedaban. El 12 de enero, tras incontables sufrimientos de todo tipo por el ritmo frenético que se impusieron, la expedición llegó al Polo Sur. Con terrible desilusión, vieron la tienda y la bandera noruega dejada por Amundsen cinco semanas antes. Scott escribió en su diario: "¡Dios mío, éste es un lugar espantoso! Y espantoso sobre todo para nosotros, que nos hemos esforzado tanto sin vernos premiados por la prioridad..."

Pero aún no había pasado lo peor. Cansados y casi sin víveres, la expedición emprendió el camino de vuelta. El primero en morir fue el lugarteniente Evans, cuyo debilitamiento le impidió seguir a sus compañeros. Después le siguió el capitán Oates, quien, agotado y enfermo, tomó una dramática decisión que quedó escrita en el diario de Scott: "Por aquí murió el capitán Oates, de los Dragones de Inniskilling. En marzo de 1912 caminó voluntariamente hacia la muerte, bajo una tormenta, para tratar de salvar a sus camaradas, abrumados por las penalidades".

Aun en esas penosas condiciones, los tres supervivientes (el lugarteniente Bowers, el doctor Edward Wilson y Scott) caminaron durante más de un mes hasta que una prolongada ventisca les impidió llegar a un depósito de víveres que habían dejado. El cansancio y la inanición les impidió continuar el viaje y debieron permanecer en el interior de las tiendas agonizando lentamente. Se hallaban a sólo 18 kilómetros del campamento base, instalado en el cabo Evans. Robert Falcon Scott fue el último en morir. Tenía cuarenta y cuatro años y había perdido una carrera decisiva. Escribió las últimas líneas en su diario el 29 de marzo de 1912: "Parece una pena, pero no creo que pueda seguir escribiendo. Por Dios santísimo, cuiden de nuestra gente".

El cuerpo de Scott, junto con los de Wilson y Bowers, fueron hallados por una expedición que salió en su busca desde cabo Evans ocho meses después. Todos habían muerto en el interior de la tienda donde descansaban. En la tienda se hallaron también notas científicas, documentación personal y muestras que habían recogido; y, junto a Scott, su diario, que permanecía intacto. Todos esos documentos formarían parte de la obra La última expedición de Scott, publicada en 1913.

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melisa: En nuestro Viaje a Europa en los años 70´s, en visita a Londres, encontramos en el Támesis una réplica del Discovery, barco que zarpó de Inglaterra en 1901 al mando del Capitán Robert Falcon Scott en su primera expedición a la Antártida cuyo interés fue fundamentalmente científico. En un segundo viaje intentó llegar al Polo Sur.



(Extracto de nuestro diario) "...Bueno, nos fuimos por la calle que bordea el río, Victoria Embankment, vimos una estatua, la aguja de Cleopatra, y también pasamos a visitar el Discovery, réplica del barco del Capitán Scott en su primer viaje al Polo Sur, es un museo de sus viajes. Pasamos por el Puente de Waterloo, Pola se acordó que había visto una película con ese nombre. Seguimos caminando hasta que finalmente llegamos al Puente de la Torre y Torre de Londres pero como ya era tan tarde no alcanzamos a visitarla...".
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16 diciembre 2009
Hallan en la Antártida mantequilla centenaria abandonada por exploradores
16 dic (EFE).- Arqueólogos de Nueva Zelanda hallaron en la Antártida dos bloques de mantequilla intactos de casi un siglo de antigüedad abandonados en el continente helado por la expedición fallida para llegar al Polo Sur del explorador británico Sir Robert Falcon Scott. La mantequilla fue encontrada en unas bolsas esparcidas por el suelo de una tienda de campaña que utilizaron los hombres de Scott en la base de Cape Evans, informó hoy la televisión neozelandesa.


El extremo frío polar preservó el alimento, aunque la conservacionista Lizzie Meek aseguró que "el olor era tan fuerte que no estoy segura de si querría comérmela".

Scott lanzó desde Cape Evans su famosa expedición para ser el primer hombre en alcanzar el Polo Sur, al que tardó casi dos años en llegar.

Junto a cuatro de sus hombres, el explorador británico arribó finalmente al punto más meridional del planeta el 17 de enero de 1912, pero ya se le había adelantado por cinco semanas el noruego Roald Amundsen.

Después del fracaso, Scott y sus compañeros fallecieron durante el viaje de regreso.

Hace un mes, otro equipo neozelandés halló en la Antártida dos cajas de whisky escocés pertenecientes a una anterior expedición al continente helado liderada por el irlandés Ernest Shackleton.


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17 de Noviembre de 2009 19:59 PM

Científicos organizan expedición para localizar whisky escocés bajo hielo de la Antártida




El "tesoro" son dos cajas de whisky de la renombrada marca McKinlay & Co que pertenecieron al explorador irlandés Ernest Shackleton, quien entre 1907 y 1909 fracasó en varios intentos por ser el primero en poner pie en el Polo Sur
Un equipo de arqueólogos de Nueva Zelanda buscará dos cajas de whisky de malta escocés de una cosecha especial enterradas desde hace un siglo bajo los hielos de la inhóspita Antártida.
Los científicos, miembros de la Sociedad para la Conservación del Patrimonio Histórico de la Antártida neozelandesa, realizarán esta inaudita expedición en enero del próximo año.

El "tesoro" son dos cajas de whisky de la renombrada marca McKinlay & Co que pertenecieron al explorador irlandés Ernest Shackleton, quien entre 1907 y 1909 fracasó en varios intentos por ser el primero en poner pie en el Polo Sur.

En 2006, dos arqueólogos descubrieron 25 cajas del whisky atrapadas en el hielo debajo el suelo de madera de una cabaña que construyó la expedición de Shackleton, pero en aquella época las cajas y las botellas estaban cubiertas de un espeso manto de hielo que impidió desenterrarlas.

Las autoridades neozelandesas han accedido a que los arqueólogos recuperen dos de las cajas, pero las otras deberán quedarse dónde están, dado que así lo obliga el Tratado de la Antártida, un acuerdo de patrimonio histórico firmado por los doce países que co-administran el continente helado.

Cuando sean extraídas del hielo, las botellas serán trasladas a Nueva Zelanda, donde serán restauradas antes de devolverlas a la Antártida y para depositarlas en el mismo lugar en el que las dejaron los exploradores.

Sin embargo, la destilería escocesa Whyte & Mackay, que distribuye la marca McKinlay, defiende que tiene derecho a que le haga entrega de una botella o al menos una muestra del whisky de malta, tan añejo que la destilería dejó de producirlo hace años.

Whyte & Mackay cree que si los tapones de corcho se han mantenido intactos, resulta muy posible que el sabor del whisky haya mejorado, pero matiza, que si las botellas están ladeadas, los cierres estarán afectados por la corrosión, con lo cual el aroma puede haber empeorado.

Incluso la destilería se plantea analizar su composición para intentar elaborar un whisky con ese mismo sabor, un aspecto que al jefe de la expedición de arqueólogos, Al Fastier, parece no interesarle.

"Pasaremos algo de tiempo en la cabaña de Shackleton y tendremos que extraer el whisky", explica Fastier.

Los expedicionarios emplearán herramientas perforadoras especiales para taladrar el hielo que rodea la construcción sin dañar el "tesoro" que aguarda en el subsuelo de la cabaña.

La fracasada campaña de Shackleton, conocida como la Expedición Nimrod, fue la primera de sus tres aventuras por llegar al punto más meridional del globo.

Cuando estaba a solo 160 kilómetros de distancia de su objetivo, los exploradores al mando del irlandés decidieron abandonar su meta por el mal tiempo y la escasez de provisiones.

Fastier se pregunta por qué el grupo de Shackleton no se bebió el whisky mientras esperaba la llegada del equipo de rescate: "Todo eso forma parte del misterio y probablemente no lo sepamos nunca."

La expedición fue financiada por inversores privados, algunos de los cuales contribuyeron con dinero y otros con regalos, y así se explica la presencia del whisky, que se encontraba en la cabaña "para celebraciones especiales, como cumpleaños y Navidades", explica el jefe del equipo de arqueólogos neozelandeses.

Algunos de los compañeros de Shackleton sí consiguieron llegar al punto magnético y realizaron importantes trabajos científicos, aunque tuvieron que dejar atrás todos los equipos, incluidas las 25 cajas del whisky.

Fastier considera que la decisión del aventurero irlandés de dar media vuelta cuando se encontraba tan cerca del objetivo "fue muy valiente" porque logró salvar a todos sus hombres "y ése es un gran resultado".

Dos años más tarde, el Polo Sur fue finalmente conquistado por primera vez por el noruego Roald Amundsen, quien por apenas unos días le ganó la carrera al británico Sir Robert Falcon Scott.

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www.emol.com
Viernes 5 de Febrero de 2010 08:48

Expedición halla cajas de whisky y coñac en el hielo de la Antártica
Pertenecieron al explorador anglo-irlandés Ernest Shackleton, quien partió a la conquista del Polo Sur entre 1907 y 1909.AFP


Shackleton fue declarado noble por el rey Eduardo VII de Inglaterra.

WELLINGTON.- Cinco cajas de whisky y de coñac que pertenecieron al explorador anglo-irlandés Ernest Shackleton, fueron encontradas en el hielo de la Antártica después de haber permanecido allí más de un siglo, indicaron hoy los miembros de una expedición.

"Con gran asombro, hemos encontrado cinco cajas, tres que visiblemente contienen whisky y dos con coñac", indicó Al Fastier, de la organización New Zealand Antarctic Heritage Trust

"Las cajas de coñac, una de las cuales tiene la marca Chas Mackinlay & Co y la otra The Hunter Valley Distillery Limited Allandale, son un descubrimiento increíble", declaró.

Algunas de las cajas se abrieron y se formó hielo en su interior, lo que podría hacer muy delicada la extracción de su contenido.

No obstante, Fastier se declaró convencido que aún había alcohol intacto en las cajas, pues al moverlas se podía escuchar ruido de líquido en el interior.

El olor de whisky que salía del hielo indica también que hay botellas llenas en el interior, aún cuando una o varias pudieron haberse roto.

Ernest Shackleton partió a la conquista del Polo Sur desde Cap Royds (extremo oeste de la isla de Ross) entre 1907 y 1909. Por falta de víveres, la expedición se detuvo a 160 kilómetros de su objetivo.

Sin embargo, el recorrido que cumplió constituía de por sí un éxito y le valió al explorador ser declarado noble por el rey Eduardo VII de Inglaterra.
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http://www.emol.com/

domingo 20 de junio de 2010

ALBUM FAMILIAR
Polo Sur, 1962


Un chileno en el Polo Sur

El teniente primero Hernán Pacheco Ponce -con gorra blanca-, en el marco del Tratado Antártico firmado en 1959, fue nominado para realizar un importante viaje al Polo Sur debido a su impecable hoja de vida y preparación en Estados Unidos.
Con la venia de su esposa, Consuelo Casas, partió a Norteamérica para embarcarse en el rompehielo USS Glacier, que navegó hasta la base McMurdo. Desde allí voló al Polo Sur, en donde se tomaron esta imagen. La travesía duró seis meses y lo convirtió en uno de los primeros chilenos en esa latitud.

Esta foto la envió su hijo Rodrigo Pacheco Casas.

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