Monday, May 07, 2007

 

Tanumé mansión faraónica a 25 km al norte de Pichilemu

EL SELLO TANUMÉ EN LA FAMILIA ASPILLAGA

"Veraneamos ahí toda la vida. Ver el mar para mí, hasta el día de hoy, es lo mejor que me puede pasar", afirmó Marta Aspillaga Salas, {Sentada a la derecha). Junto a ella, Marta Barros Aspillada. De pie, Elisa Icaza de Barros y Carmen Barros Aspillaga.

Los bisnietos de Pedro Aspillaga fueron los últimos disfrutar de la casa. En la foto, Cristóbal, Gerardo, María Jesús y Tom Pérez Jarpa, junto a Bernardita y Ana María Aspillaga.



PEDRO ASPILLAGA SOTOMAYOR

INÉS SALAS PEREIRA

Al centro, Sergio Jarpa e Inés Aspillaga, junto a sus hijas María Inés e Isabel y su yerno Gerardo Pérez Balmaceda.

A comienzos del siglo XX, Manuel Aspillaga Valenzuela diseñó lo que sería la casa de veraneo de la familia Aspillaga Sotomayor y sus descendientes. En una playa desierta, como el secreto mejor guardado y a 25 kilómetros al norte de Pichilemu, en una zona boscosa y de difícil acceso, levantó una construcción lujosa y amplia que se inspiraba en la estética de la ópera Aida, pero que no abandonó el estilo de las haciendas tradicionales chilenas. Esta casa, con alrededor de diez piezas, que mezcla la madera y el adobe con el hormigón de los pilares, albergó a los integrantes, amigos y pololos de la familia durante muchos años en largas estadías. De los cuatro hijos hombres de don Ma­nuel, fue Pedro, casado con Inés Salas Pereira, quien se quedó con la casa. Cuen­tan que era muy estricto, pero respetado y querido por sus hijos y nietos, con quienes paseaba en carreta, disfrutaba del mar, hacía excursiones por los bosques y que­bradas y aprovechaba de pescar. Para los descendientes de la familia, el sello de Tanumé (ojos de Traro) dejó su marca y son miles las anécdotas que recuerdan al respecto. Algunas que destacan entre ellas son: el rechazo al cordero por ser un plato seguro en todas las comidas, incluso presente en las cazuelas; el sonido de la campana que los llamaba a tomar té a las cinco en punto, sin importar lo que estu­vieran haciendo o lo lindo del día; el baño, que quedaba afuera de la casa y que recibía el nombre de Corte Suprema; el padre Julio Palma, con quien siempre veraneaban, y los paseos a Pichilemu, que eran una verdadera fiesta.A casi cien años de su construcción y después de un incendio que la dejó en ruinas, la familia aún visita con nostalgia el lugar que fue parte de sus vidas.

Hasta hoy en día, por detrás de la casa hay un parque en el que impera el estilo itálico lleno de especies nativas y exóticas que se internan en una quebrada que es regada por un sistema de canales que recogen las aguas de vertiente. En la foto Sergio Icaza.


Isabelita Milnes dentro de una tina de mármol que tenía la casa.

En febrero de 1990 un incendio destruyó la casa del fundo. Gracias a los materiales con las que fueron construidas, las columnas y esfinges de la entrada siguen estando en pie Hoy, pueden ser observadas desde la playa rodeadas por un frondoso bosque y acompañadas por los jardines del lugar que aún se conservan en buen estado. En la foto, Josefina Icasa Jarpa, frente a los restos.

Vista de la casa a la playa. Las esculturas fueron confeccionadas por el francés Folia, quien vino a Chile especialmente para ello alrededor de 1912.


Sobre la playa, un muro de piedra rodeaba la propiedad. Una vez dentro del recinto, se desplegaba una escalera de cuatro metros de altura escoltada por dos esfinges, que conducía a un jardín de inspiración francesa.




Los bisnietos de Pedro Aspillaga aprovechaban su estadía en Tanumé para hacer entretenidas fiestas de disfraces. En la foto María José Palmero, María Elisa Barros, Ángela Icaza, Trinidad Winter, Isabelita Pérez, Inés Icaza, Alberto Palmero, Francisca Icaza, Gerardo Pérez y Josefina Winter.



Manuel Aspillaga solía invitar a pintores a su casa para que le enseñaran a dominar el pincel. Entre sus más cercanos estaban Enrique Swinburn, Thomas Somercales y Onofre Jarpa. En la foto, abajo a la izquierda, el dueño de casa y el pintor Luis Strozzi, acompañados por la familia Aspillaga.

Los niños y adultos solían hacer paseos en carreta por la playa. Los pintores que visitaban Tanumé también las usaban para buscar lugares ideales para inspirarse. En la foto Enrique Swinburn recorriendo el entorno.

Por Verónica Matte L. Fotografías Yasna Kelly
Publicado en PÁGINA DE VIDA SOCIAL
El Mercurio 22 abril 2007.
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MANUEL ASPILLAGA VALENZUELA, pintor. Nació en Santiago de Chile en 1870. Falleció en 1930.Artista aficionado, recibió lecciones de arte de Enrique Swinburn y Onofre Jarpa y junto a ellos adquirió el interés por la pintura de paisajes. Además perteneció a la escuela de Thomas Somerscales.
ESTRATEGIA VISUAL Ejecutó paisajes chilenos con la técnica del óleo.
PREMIOS1895 Mención Honrosa,. Sección de Pintura de la Exposición Nacional Artística. Salón de 1895. Santiago, Chile. 1896 Medalla de Segunda Clase en Pintura. Sección Pintura, Acuarela y Dibujo de la Exposición Nacional Artística. Salón de 1896. Santiago, Chile. 1906 Primera Medalla en Pintura. Salón de 1906. Santiago, Chile.1907 Premio de Paisaje del Certamen Arturo M. Edwards. Santiago, Chile. 1910 Tercera Medalla en Pintura. Exposición Internacional de Santiago. Santiago, Chile.
EXPOSICIONES1895 Salón de 1895. Santiago, Chile.1896 Salón de 1896. Santiago, Chile.1906 Salón de 1906. Santiago, Chile.1907 Salón de 1907. Santiago, Chile. 1907 Salón Independiente de 1907. Santiago, Chile.1910 Exposición Internacional de Santiago. Santiago, Chile.1930 Exposición con motivo del Cincuentenario del Museo de Bellas Artes. Santiago, Chile.
OBRAS EN COLECCIÓN DEL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES Paisaje. Oleo sobre tela. 47 x 17 cm.
BIBLIOGRAFÍA
ALVAREZ URQUIETA, LUIS. Colección Luis Alvarez Urquieta. Imprenta La Ilustración. Santiago. 1928.
ALVAREZ URQUIETA, LUIS. Breve historia de La Pintura en Chile, algunos juicios y nomina de cuadros de la colección Luis Alvarez Urquieta. Santiago: s/e., 1938.
BIBLIOTECA Y CENTRO DE INFORMACIÓN. Archivo Documental del Artista Manuel Aspillaga.
MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES. Pintura Chilena, Santiago, 1977
Primeras exposiciones de arte en Chile
Importación del modelo de enseñanza francés e italiano
La puesta en marcha de un sistema de educación artística se inició con la llegada de intelectuales chilenos y extranjeros al país, tras una larga permanencia en Europa. Estos viajeros, que se habían interiorizado en el arte y cultura de Francia e Italia, trajeron a Chile, renovados referentes e importaron un nuevo modelo académico de enseñanza. El coleccionista e historiador del arte Luis Álvarez Urquieta, denominó a estos artistas, Grupo de los Precursores, pues influyeron decisivamente en el desarrollo de las artes: “estos artistas aportaron a la historia del arte chileno con sus obras testimoniales, que dan cuenta de la observación del espacio geográfico y la descripción de las gentes, costumbres y hechos históricos ocurridos en diferentes zonas de Chile. Al mismo tiempo su contacto con el incipiente ambiente artístico local ayudó a la enseñanza y la apreciación de estas prácticas” Algunos destacados de este grupo fueron: José Gil de Castro, Carlos Wood, John Searle, Mary Graham, Johan Heinrich Jenny, Francis Martin Drexel, Claudio Gay, Camilo Domeniconi, Juan Mauricio Rugendas, Augusto Borget, Procesa Sarmiento, Raymond Monvoisin, Ernest Charton, Juan Bianchi, Clara Filleul (1848), Alexander Simon, Otto Grashof, Giovatto Molinelli, Theodor Ohlsen y Thomas Somerscales. También sobresalieron los artistas, que fueron discípulos de los extranjeros residentes: José Gandarillas, Francisco Javier Mandiola, José Tomás Vandorse, José Miguel Blanco, José Mercedes Ortega, Alfredo Helsby, Álvaro Casanova Zenteno y Manuel Aspillaga. (Fuente:
Artistas Plásticos Chilenos)

Publicante Pichilemunews
jueves, 26 de abril de 2007
TANUMÉ, LOS ASPILLAGA Y EL PRESIDENTE ALLENDE
El domingo recién pasado -22 de Abril- salió publicado un artículo sobre Tanumé y la familia Aspillada en el Diario El Mercurio. La noticia la conocimos recién desde Berlín, Alemania a través de un mail de nuestro amigo Jorge Aravena Llanca. Y curiosos, quisimos conocer detalles de aquella nota, razón que nos motivó a "entrar" a su versión on line hasta dar con él y sus fotografías. Estas muy interesantes pues muestran ese bastión "con vida". Es decir con personas en diferentes épocas, que veraneaban en esa verdadera mansión o palacete de terratenientes en la jerga contestataria, que se ven como cualquiera otra, pero que sin embargo, aún hay pichileminos que recuerdan el trato que se les brindaba a quienes osaran pasar por la playa.
El texto periodístico nos desilusionó. Esperaba más. Muy pocos datos y poco precisos para provenir de la fuente misma, inaccesible para nosotros, aunque en un momento estuvimos conectados -vía mails- con un familiar cercano y apellidado Aspillada en su segundo apellido, de quien intentamos conocer algo más sobre la construcción de Tanumé, sin éxito.
Así y todo, en el tiempo hemos publicado algunas fotos que captamos el año 1976. Ello ocurrió con ocasión de un Campeonato Regional de Pesca Deportiva, organizado por el Club de Pesca y Caza "Pichilemu" y que tuvo como escenario esa bella playa nortina de nuestra comuna.
Fuimos invitados a cubrir el torneo siendo Corresponsal del Diario La Tercera, pero mientras se desarrollaba, el desafío era fotografiar las dependencias por el exterior y -en lo posible- en el interior, pudiéndolo hacer solo por fuera, ya que la autorización para acceder al lugar, era solo a la playa y no al recinto que está rodeado por un muro de piedra que en su parte más alta -frente a la playa- alcanza sobre los cuatro metros; constituyendo un terraplén que contiene amplios y hermosos jardines con setos de pinos moldeados, un espejo de agua frente a las dos esfinges que franquean las escalas a la mansión rodeado de una columnata de unos cuatro o más metros.
Con esfuerzo nos subimos al escarpado muro que termina en unos ochenta centímetros, cuya cara va con sus planos inclinados hacia el interior. Y sobre ellos, un cerco de pino macro de un metro de altura. Fue precisamente este cerco el que nos protegió de la vista avisora de su dueño, ya anciano que ese fin de semana "se dejó caer" para cuidar que extraños osaran entrar a su propiedad. El anciano paseaba entre la columnata y los muros de la mansión y cada vez que éste pasaba por detrás de las columnas, "pichilemunews" se paraba como un resorte con la cámara en riestre para hacer las diferentes tomas, corriéndonos por sobre el muro para captar diferentes ángulos. Tras hacer una cantidad suficiente de tomas exteriores, dimos un gran rodeo para tomar vistas posteriores de la propiedad; pero siempre con el cuidado de no ser visto por los moradores.
Mientras estábamos en estos menesteres, tanto el alcalde de ese tiempo, a la sazón Eduardo Parraguéz Galarce, como el Teniente de Carabineros Hernán Toro Rodríguez hicieron varios intentos de convencer al anciano para que una vez terminada la jornada de pesca, autorizara para recorrer el recinto. Los intentois fueron en vano, pero ya cuando se había hecho el proceso de pesaje y medición de las piezas capturadas por los deportistas de toda la región y ya nos disponíamos a devolvernos a Pichilemu, en el atardecer, un empleado nos vino a avisar que estábamos autorizados para recorrer los jardines posteriores.
Si bien nos permitió ver solamente los jardines que se introducían por una quebrada tras la mansión, pudimos conocer la Corte Suprema que era un WC de cajón, pero finamente construido, que no tenía pozo negro, sino que pasaba un angosto canal de hormigón que traía un caudal de aguas cristalinas que se llevaba todo hacia otros lugares desconocidos. Una manera de eliminar malos olores, donde permitía pasar horas en tranquilidad y tomar sabias decisiones.

ALLENDE Y TANUMÉ
Aparte de las numerosas historias en torno al excesivo celo para cuidar el lugar, hay una que se sale completamente de ese ámbito. Es la siguiente: "Asumido el gobierno del Presidente socialista Salvador Allende Gossens a La Moneda, le llegó a éste una nota desde Pichilemu, donde se le sugería que sería importante conocer ese Palacio tipo faraónico y, eventualmente, declararlo como una residencia de descanso para los Presidentes de Chile (tenemos una copia de tal documento). El caso es que don Chicho se interesó y se dio el gusto de conocer el palacete. Ello ocurrió en el mes de Abril del año 1973, cuando nada hacía presumir los acontecimientos que se precipitaron más tarde.
En esa oportunidad llegó un helicóptero desde el cual se bajaron como cuatro caballeros. "Uno de ellos tenía lentes gruesos y los restantes venían con armas en las manos, rifles o algo así", nos contestó el lugareño y cuidador del casa de los Aspillada, cuando le preguntamos sobre aquello.
Al darnos más detalles, José Valenzuela -ya fallecido- nos relató: "Yo no sabía quiénes eran estos señores. Me saludaron y me preguntaron si yo era el cuidador. Yo les contesté que sí. Y ahí el que parecía era el jefe, me dijo que les abriera la casa grande. Yo le dije que no tenía las llaves, que se la llevaban los patrones pa ' Santiago. Cuando le contesté eso, el caballero de lentes me preguntó si no sabía quién era él. Yo le dije que no.
Eso le molestó porque me dijo: YO SOY EL PRESIDENTE DE CHILE".
¿Y usted qué hizo entonces? Yo le dije que no sabía leer y que no salía del Fundo muy rara vez, pero no se si habrá comprendido mi ignorancia.
¿Qué pasó después? Me dijeron que venían exclusivamente a conocer la casa y que lo harían igual, con llaves o sin llaves ....
¿Y? Ahí me dijeron que les indicara la puerta principal. Llegamos ahí y una de las personas le disparó al candado. Luego entraron y al rato salieron ...
¿Qué hicieron luego? Se despidieron y se dirigieron al aparato que estaba como a unos 80 metros en la playa ....
¿Y se fueron altiro? ¡No!! Estuvieron como una hora a lo menos ahí. Caminaron hacia los roquerios por la orilla de la playa y después bajaron unas cajas y se sentaron. Un poco antes de irse se sintieron unos disparos y al rato se escuchó el ruido del aparato y se fueron ...
¿Y que hizo usted luego que se fueran?
Caminé hasta el lugar donde habían estado y me da la idea que comieron y bebieron algo. Mirando se veían restos de frutas y también metros más allá encontré una caja con unos hoyitos ..
¿Caja de qué cosa ..?
Yo no sé leer, pero era bien bonita, con letras amarillitas brillantes. Así que la recogí y me la llevé .....
¿Y la guarda todavía ...?
¡No! De eso hace ya como tres años. Y un caballero de Pichilemu me rogó que se la regalara, así que se la dí ....
A estas alturas, debo decir que el relato encajaba casi en un cien por ciento con el que le oí al vecino y comerciante pichilemino, Miguel Rodríguez Ortiz un año antes, en su casa en Santiago, hasta donde llegué para conocer su relato, tras enterarme que él tenía ese trofeo, que tenía nada menos que la firma del Primer mandatario y que fuera derrocado casi tres años atrás. Después de saber cuál era el motivo de mi interés, accedió a mostrar el envase de cartón de una botella de Whisky, de marca Grant, según recuerdo, la que en una de sus caras estaba la rúbrica del ex Presidente. Y los correspondientes orificios de proyectiles de rifle o pistola, donde ensayaron la puntería los pasajeros del helicóptero.
Dicho sea de paso, Miguel Rodríguez es el padre de "Marusela", la protagonista principal de la novela "Pichilemu Blues".
Por cierto esta es una de las decenas de historias que están ligadas a Tanumé y particularmente al palacio faraónico, como lo llamó el propio autor de la novela que citamos, en un reportaje que hizo para una revista, en los años ochenta, cuando este palacio estaba en poder del empresario Francisco Javier Errázuriz. Poco tiempo después, sufrió un misterioso incendio que dejó solo las columnas en pié y los jardines incólume. Si hay que agregar que, el terremoto del año 1985 botó una de las cabezas de la esfinge.

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