Friday, November 24, 2006
Pichilemu
Thursday, November 23, 2006
Playa Hermosa y Punta de Lobos
Yo conozco, he vivido cada vericueto de la rocosa y abrupta Punta de Lobos. He bajado a sus infiernillos, he cogido la sal en sus rocas de basalto. ¡Cuántas puestas de sol en Punta de Lobos! Cuando todavía no era sino un agreste paraje y ni había caminos ni vehículos que se atrevieran por los cerros de tierra bermeja. He vivido en cada rincón, enredado entre huiros y cochayuyos, trepando entre las rocas, clavándome con las espinas de los copaos y los sandillones, descendiendo hasta las pozas para coger estrellas de mar, caballitos, soles, jaibas y caracoles... Requeríos que saben de naufragios, puerto de gaviotas y cormoranes... Rocas que vieron solazarse a los lobos en los estivales días, relucientes, sedosos, con sus trajes que les regaló el Buen Dios... Punta de Lobos, con su playa acogedora y tibia, donde las olas pierden su fuerza y su coraje...
Vista satelital 2011
Conozco, he recorrido toda la Playa Hermosa. ¡Qué bien puesto el nombre! Más allá de las arenas nos saludan los cipreses y eucaliptos. El viento que viene a nuestras espaldas, desde Punta de Lobos, desde mucho más al sur, ese viento que tuerce los troncos de los árboles y hace gemir a las gaviotas, nos lleva a paso firme por la extensa playa... Por la Playa Hermosa, donde antes no había más casa que la de los Arratia, escondida entre los arbustos y rodeada de azucenas en Febrero... Y la casa de los Vidal, con su noria en el antejardín, y sus flores y ese corredor inmenso... Hoy ya está todo poblado. Todos se han venido a vivir a Playa Hermosa. Se encaraman las casas por las colinas, rugen los vehículos levantando nubes de polvo rojizo y entre tierrales y casas y pinos, al mirar hacia atrás, las rocas de Punta de Lobos como diciéndonos adiós...
Del libro PINCELADAS PICHILEMINAS de Mario Noceti Z.
EMETERIO ARRATIA
Presbítero del Arzobispado de Santiago, nació en La Estrella el 22-3-1859 y fue hijo de D. Eustaquio Arratia y de Da. Matea Cáceres. Fue alumno de los Seminarios de San Pedro Damiano y de los SS. Angeles y recibió la Ordenación sacerdotal el 24-9-1881. Fue Prefecto general del Seminario de Valparaíso; Cura de Cáhuil (Ciruelos) (1884-88); Cura de Cartagena (Lo Abarca) en los años 1889-1891; Capellán de Ejército durante varios años y Capellán de la Casa de Ejercicios de S. Juan Bautista. La Santa Sede le nombró Monseñor. Murió el 2 de Julio de 1924.
Diccionario Biográfico del Clero Secular Chileno 1918-1969 de Raymundo Arancibia Salcedo. (Pág.20-21).
Emeterio del Carmen Arratia Cáceres
Libro VII de Bautismos (Pág.215). En la Iglesia Conventual de La Estrella a veintidos días de marzo de mil ochocientos cincuenta y nueve, yo el cura puse óleo y crisma a Emeterio del Carmen de un año nacido, hijo legítimo de Eustaquio Arratia y de doña Matea Cáceres, fueron padrinos José Hidalgo y Francisco Hidalgo y del óleo Cipriano Cáceres y Josefa Cáceres.
Fué Párroco en Ciruelos (1884-1888) como lo indican las siguientes actas:
Actas de entrega inscritas en Pág.247 y 352 del Libro de Matrimonios de la Parroquia San Andrés de Cáhuil. Ciruelos, agosto 2 de 1884. Con esta fecha hice entrega del presente Libro al S.Presbítero D. Emeterio Arratia. Para constancia firmamos ambos. (Firmado) Juan C. Ramón Cañán y Emeterio Arratia
San Andrés de Cáhuil, noviembre 27 de 1888.
En esta fecha hice entrega del presente Libro al presbítero Don Agustín Figueroa; para constancia firmamos ambos.
(Firmado) Emeterio Arratia C. y Juan A. Figueroa C. Administrador
También fue párroco de Cartagena.
"Los curas de Melipilla sentían propio el lugar, así lo arrendaban, muchas veces, a los descendientes de los primeros Cartagena. Pero hacia 1870, los chilenos que iban a Biarritz, Deaville y Cannes llegaron con una nueva moda, la costa no sólo era para comer mariscos sino tambien para "veranear". Los pescadores empezaron vender terrenos. A los curas de Cartagena esto no les gustó. Hubo varios juicios, el ferrocarril estaba próximo a llegar, los veraneantes estaban por aumentar. Escrituras en mano, el párroco Emeterio Arratia inició las ventas en 1890, año que se considera, se originó el balneario".
Cartagena propia y ajena Revista del Domingo de El Mercurio 12 de febrero de 1989 (Pág.15) .
"En seguida, Playa Hermosa, con su nombre que lo dice todo, donde se ubica la valiosa residencia del antiguo capellán castrense, monseñor Emeterio Arratia. La casa campesina verdadero mirador que enfrenta al mar, es visitada constantemente por los turistas que recorren tal sector."
Pichilemu y sus alrededores turísticos (Pág.31) de José Arraño Acevedo 1999.
ARRATIA EMETERIO. Presbítero del Arzobispado de Santiago, nació en La Estrella el 22-3-1859 y fue hijo de D. Eustaquio Arratia y de Da. Matea Cáceres. Fue alumno de los Seminarios de San Pedro Damiano y de los SS. Angeles y recibió la Ordenación sacerdotal el 24-9-1881. Fue Prefecto general del Seminario de Valparaíso; Cura de Cáhuil (1884-88); Cura de Cartagena (Lo Abarca) en los años 1889-1891; Capellán de Ejército durante varios años y Capellán de la Casa de Ejercicios de S. Juan Bautista. La Santa Sede le nombró Monseñor. Murió el 2 de Julio de 1924.
Diccionario Biográfico del Clero Secular Chileno 1918-1969 de Raymundo Arancibia Salcedo. (Pág.20-21).
ARRATIA EMETERIO. Con el título Después de la partida, publicó en el Diario Ilustrado del 6 de julio de 1924, el obispo castrense monseñor Rafael Edwards un artículo necrológico en homenaje al presbítero don Emeterio Arratia, que había pagado su tributo a la muerte el día 2 de ese mismo mes y año. Decía que como párroco, como director de almas, como educacionista y como capellán de ejército, dio las más relevantes muestras de sus virtudes sacerdotales, de su abnegación, de su espíritu de disciplina, de su carácter y de su talento y preparación.
El señor Arratia se enroló el 91 en el ejército revolucionario y sirvió de ayudante al capellán de ejército don Francisco Lisboa. Terminada la contienda fraticida sirvió de capellán militar y al mismo tiempo se dedicó al profesorado religioso.
En su carácter de capellán de ejército presidió en 1919 las fiestas conmemorativas que se celebraron en el pueblo de Maipú en celebración del 101 aniversario de la batalla de Maipo. A él le tocó oficiar la misa de campaña y pronunciar el discurso en homenaje a los héroes. En junio de 1922, con motivo de haber obtenido su jubilación como profesor de religión del liceo Antonia Salas de Errázuriz (Nð.2 de Santiago), el alumnado de este establecimiento celebró un acto literario musical en homenaje al profesor que se retiraba de las aulas.
Su muerte dejó honda huella de pesar entre los que pudieron apreciar sus virtudes.
Bibl.- Revista Católica, I, Pág. 75.- Mercurio, 23 de marzo y 7 de abril de 1919, 10 de junio de 1922 y 5 de julio de 1924.- Ilustrado, 6 de julio de 1924.
Diccionario Histórico y Biográfico de Chile de Virgilio Figueroa. 1800-1931 (Tomo IV y V, Pág.602).
De paseo en la Laguna del Cura de Punta de Lobos con seminaristas mercedarios, Mariana y María González Arratia, María Vial R. y Adelaida Arratia Cáceres
En Santiago de Chile, el veinticinco de Marzo de mil novecientos veinte, ante mi y testigos compareció: don Emeterio Arratia y expuso:
En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Yo, Emeterio Arratia y Cáceres, sacerdote, católico, apostólico y romano, hallándome en mi entero juicio, vengo en otorgar este mi testamento en la forma siguiente: Primero.- Declaro que fueron mis padres don Eustaquio Arratia y doña Matea Cáceres de Arratia, ambos fallecidos y que nací en La Estrella, aldea del departamento de San Fernando y resido por muchos años en esta ciudad de Santiago, siendo por lo tanto, Chile, mi patria.- Segundo.- Lego a mi hermana doña Bríjida Arratia de González y a sus cuatro hijas Mariana, María, Josefina e Isabel el fundo que poseo en La Estrella, por compra hecha a mi señora madre y a doña Nicolasa Fuentes de Valenzuela, con sus casas, bodega y vasijas, aperos y útiles de trabajo y todo lo que en él hay, exceptuando el ganado lanar, siendo mi voluntad que la mitad de todo esto corresponda a mi hermana y la otra mitad a sus hijas ya nombradas, por partes iguales.-Tercero.- Dejo a mis hermanas Adelaida y Edelmira Arratia y Cáceres; el fundito que poseo en Pichilemu, Catrianca, de diez y ocho cuadras más o menos que hube por compra a doña Enriqueta Matus y a la sucesión de don Agustín Larraín, con sus casas, plantaciones, útiles de labranza y aperos, lego a ellas mismas un potrero de treinta hectáreas, cerrado con postes y alambre, denominado "Las Salvias" y situado ahí mismo y finalmente les dejo un retazo de terreno de cerro con monte, situado en Cáhuil, también cerrado con poste y alambre, el cual deslinda con una propiedad de ellas mismas.- Cuarto.- Dejo a mi hermano don Pedro Pablo Arratia y Cáceres, cuatro mil pesos en dinero, los cuales entregará mi albacea, tomándolos del remanente de mis bienes. Quinto.- Dejo a mi sobrino y ahijado don Mario Vidal Arratia, el retazo de terreno que poseo en Cáhuil y que se encuentra entre el camino real y la laguna de Cáhuil, actualmente cerrado con poste y alambre.- Sexto.- Dejo a mi ahijada y sobrina María González Arratia, todo el ganado lanar que poseo en La Estrella, compuesto de ciento veinticinco cabezas más o menos.- Séptimo.-Lego el remanente de mis bienes a quien dejo por heredera universal, albacea y tenedora de bienes, a doña Ester Bunster de Larraín, recomendándole algunos encargos, entre otros para las parroquias de Lo Abarca y Pichilemu, encargos que ella cumplirá en la forma que mejor le parezca, sin tener que dar cuenta a nadie.- Yo; Mariano Melo E. Notario de esta ciudad, certifico que el testador esta en su sano juicio y que así lo otorgó, haciendo de un modo claro sabedores de sus disposiciones al notario y testigos.- El testamento fue leído en alta voz por el notario en presencia del testador y testigos y se efectuó en un sólo acto no interrumpido en el cual actuaron el mismo notario y los mismos testigos.-Fueron testigos competentes, de este domicilio, mayores de diez y ocho años, los señores Manuel A. Irigoyen Benavides, Ricardo Villagra y Emilio Rodríguez.- Se dio copia en la que se pagó por contribución de estampillas un peso.- Doy fe.- E. Arratia C.- Emilio Rodríguez.- Ricardo 2° Villagra.- M. A. Irigoyen B.- Mariano Melo E.- Notario.-
Certifico que esta segunda copia está conforme con su original. Santiago, cinco de Septiembre de mil novecientos cincuenta y cuatro.- (FDO). Renato León Zenteno.- Archivero Judicial.- Santiago-Chile
RECUERDOS DE PLAYA HERMOSA
Camino a Playa Hermosa, en la casa de los primos Vidal González, años 60's
Recuerdo que una de las cosas más deseadas en estos paseos era que nos premiaran llevándonos al oratorio para hacernos escuchar una caja de música que no sé exactamente como era, me imagino que se trataba de una especie de órgano.
Concluida la visita regresábamos a casa antes de la puesta del sol para cruzar con luz el bosque.
Pasado el tiempo, en la medida que se pobló este sector fueron desapareciendo los mercedarios y no me explico como desapareció todo vestigio que indicara que alguna vez existió una casa y una iglesia donde mi familia iba a misa los domingos. Como nuestro paseo sólo llegaba hasta Playa Hermosa, no tuvimos oportunidad de conocer qué había más allá y al igual que para las generaciones posteriores, especialmente los surfistas que hicieron que estas playas fueran conocidas en el mundo, tal convento jamás existió. Fue noticia un día.
Playa Hermosa, al lado de la carretera hay un condominio, 2001
Claudia y Pilar en un hermoso campo de azucenas, los pinos no dejaron ver la casona, 1996.
Vista satelital al centro abajo, antigua casona tío abuelo Emeterio Arratia, arriba al lado de la carretera se ve casa de mis primos Vidal 2011
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Wednesday, November 22, 2006
Fotos familiares en Pichilemu en el siglo XX
Elisa, ya mamá, en su hermosa casa de Pichilemu
Elisa Vial en la playa de Pichilemu
Sara y Elisa Vidal en la playa de Pichilemu, finales años 60's
En casa de la abuela Elisa en Pichilemu
Paseando por el Infiernillo, Nana, Mónica y Elisa
Nana feliz viajando en tren a Pichilemu, desde Santiago, finales de los 60´s
Sarita Vial en el Parque de Pichilemu, años 50`s
Mamá, Sarita, Nana, Elisa, Sara y Lucho en el Parque
Pilar Pérez A., Grecia y Thelma Gálvez Pérez, Antonia Ahumada Guzmán y Cecilia Castro Leiva en la playa de Pichilemu, enero 1950
Tío Hto., tío Lucho, tía Anita, mamá, abuela, Mimí, Mónica, Joaco, Gloria y Paty, años 50's
Elisa, Nana, Lucho, Sara, Mónica, papá y mamá, 1946
Nana, Sara, Elisa y Lucho en Pichilemu, viajamos en tren desde Peralillo
Mamá, tío Humberto y familia amiga en Pichilemu, años 40's
Mamá en Pichilemu en los años 30's
Flavia, Alejandro, Luis Arratia Oyarzún, Blanca Vidal Lizana, María, Adriana y Rafael en Pichilemu 1938
Familia Arratia Vidal en playa de Pichilemu 1934
Mi mamá y amigos en la playa de Pichilemu 1929
Foto similar a la anterior en el mismo lugar
Paseando por el bosque con sus primos Arraño y Sr. Caroca
En el mirador cuando el mar llegaba hasta la terraza
Mamá, Guillermo y Cristina llegando a la playa
Mamá y su prima Cristina bajando esta hermosa escalinata
Cristina Arraño, con sombrilla en las rocas de la puntilla
Mamá luciendo la moda de los "twenties"
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